Kaká está aquí y se llama Guti

Amistoso | Lokomotiv 2 - Real Madrid 5

Kaká está aquí y se llama Guti

Kaká está aquí y se llama Guti

Dos errores de Diarra pusieron en ventaja a los rusos. Tras el descanso, Guti y Raúl se adueñaron de la pelota. Saviola, primer gol con la camiseta blanca

En el descanso, el móvil de los madridistas echaba humo. "Esto es un desastre", "que fichen a tres Kakás o no ganaremos nada", "¡qué vuelva Capello!". Todos, mensajes de desesperación alimentados por la hecatombe del infame primer tiempo del Lokomotiv Stadium, pero faltos de criterio y de profundidad de análisis. La manita del segundo tiempo sirvió para templar ese afán de acoso y derribo que parece perseguir al campeón de Liga cada vez que muestra una grieta en su estructura. Además, el once que alineó Schuster en la primera parte era sólo un simulacro. Faltaban futuros titulares seguros como Robinho, Van Nistelrooy, Sergio Ramos y Raúl, sin olvidarme de Saviola (más conejo que topillo, acabará metiendo 15 goles), Baptista, Gago, Cicinho... ¡Y Robben y Ballack!

¿Kaká?

Seamos sensatos, los caminos del crack brasileño y del Madrid están tan separados que ni siquiera se verán las caras en la final de mañana (el PSV y los penaltis así lo decidieron). Dado que Kaká no saldrá del Milán ni con fórceps (como mucho le vemos en el autobús de los directivos), hay que olvidarse del corral ajeno y cuidar el propio. Y ahí el Madrid tiene un gallo que cuando se pone gallito es único. Guti. Indescifrable e imprevisible. Cuando le toca encender la lámpara mágica, es mejor recostarse en el sillón y disfrutar. Los rusos, que en la primera parte hicieron homenaje a los ferrocarriles a los que está dedicado el trofeo moscovita con una velocidad diabólica (2-0, dos errores de Diarra), se rindieron después a la partitura del 14 de Torrejón. Todos le buscan (orden inteligente de Schuster) y giran como un compás a su alrededor. Turbina Higuaín, a la derecha, Multiusos Balboa, a la izquierda, Raúl basculando en la media punta y Saviola con la escopeta dispuesta para cazar a la presa.

Como el Madrid es una máquina sin sentimientos cuando se le ningunea o se le da por muerto, en diez minutos para enmarcar hicieron descarrilar la locomotora del Lokomotiv, que no daba crédito a lo que se le venía encima. Guti, que ya marcó cuatro goles en Tel Aviv el 19 de junio, golpeó primero. Apenas un minuto después, Higuaín encontró un anticiclón en esas nubes negras que le alejan del gol de forma cruel. Sin ángulo, firmó un empate que refuerza la fe que Schuster ha puesto en el Pipita. La dupla albiceleste confirmó su estado de gracia cuando Saviola abrió su cuenta en blanco (Laporta, toma nota) con un 2-3 que dio paso al paseo. Vi en las gradas, lo prometo, a hinchas rusos con camisetas del Madrid y mostrando réplicas en cartón de las Copas de Europa (¡nueve!) conquistadas por este club imperial en sus 105 años de historia. Es bueno que calienten motores para la Décima. En Moscú se jugará en mayo la próxima final de la Champions...

Y será así si el Madrid de Schuster mantiene esa filosofía de apoderarse de la pelota, el mejor camino para adueñarse del juego. Los rusos, que en la primera parte pasaron como aviones hasta amargar la existencia a Casillas (¡Diarra, vaya cesión!), se vieron sin argumentos cuando les tocó ir a rebufo de ese Guti que en el cuarto gol hizo orfebre. Contraataque en solitario, amago de asistencia a Saviola y engaño bestial a Ryzhikov. Igualito que un golazo que le metió el añorado Beckham a Pedro Riesgo el otoño pasado...

Este Madrid sólo ha dado sus primeros pasos y es fácil imaginar la que se liará cuando veamos a Robinho, Robben y Ballack acompañando esta orquesta que Schuster no permitirá que desafine. Poco a poco. Pero al 30%, mete cinco. Así es el Madrid...