Joaquín Caparrós aireó ayer en Covaleda sus sensaciones a cuatro días de debutar con el Athletic en el banquillo. Ya tiene ganas de ver sobre la hierba si sus jugadores han procesado toda la información táctica enviada en el primer stage. Aprovechó la ocasión para reafirmarse en su apuesta por este proyecto. "Cada día que pasa me doy cuenta de lo que arrastra este club y su grandeza", manifestó. Se ha marcado como meta "hacer equipo". "Si nosotros lo conseguimos pronto, puede ser una temporada dura, pero bonita. Los objetivos deben ser ambiciosos, con un cien por cien de implicación".
Para ello, apostará por un 4-4-2 si se incorpora a un futbolista "más determinante". Eso quiere decir que espera como agua de mayo a Ezquerro o Joseba Llorente. Si no, utilizará un 4-2-3-1, con un media punta que, en ausencia de Yeste, estará entre Susaeta, Etxeberria, Cuéllar o David López. El estilo de fútbol lo tiene claro: "Ritmo fuerte, alto, de juego. El futbolista talentoso sacará sus virtudes, pero debemos jugar con velocidad".
El preparador andaluz quiere quedarse con una plantilla de entre 23 y 24 futbolistas, para dejar abierta la puerta del vestuario al filial para jugar y entrenar. Comunicará en breve las bajas "más que nada por los futbolistas", para que vayan buscando equipo. Será antes de la gira holandesa. Caparrós no tuvo inconveniente en desvelar que "a corto plaza habrá noticias" en referencia a los fichajes, aunque optó por ir "despacito", pero "con las cartas boca arriba".
Las peticiones son claras, un delantero (Joseba Llorente o Ezquerro), un lateral izquierdo (Del Horno o Morgado) y un portero (Gorka). "Estamos en pañales, en los aspectos físico, táctico, en conocernos. Estoy contento con la convivencia de Covaleda, aunque nos hubiera gustado que unas instalaciones en muchísimo mejor estado. Sorprende que el ayuntamiento no se haya volcado más con la presencia aquí de todo un Athletic", valoró. Eso sí, destacó el "excepcional trato" del personal del hotel Pinares de Urbión, una verdad como un castillo. En cuanto a sus constantes toques de atención a la plantilla buscando oficio, Caparrós asegura que lo hace por "recordar ese concepto que no es visible". Quiere 25 jugadores competitivos: "Mal nos iba a ir si nos centramos en 12 o 13".
