Una carrera de claroscuros

Intentaré cumplir mi sueño y el de Florentino". En enero de 2005 Adriano se colocaba más cerca del Madrid de lo que nunca había estado. Florentino pensaba en el corpulento ariete para remediar la sequía de títulos después de que el mismo jugador se diera a conocer con el Inter en el Trofeo Bernabéu de 2001 al marcar un golazo de falta.

Aquel obús fue una premonición de lo que supondría la irrupción de Adriano en el fútbol italiano y mundial. El Inter le había descubierto en el Flamengo (nació en Villa Cruzeiro, en la periferia de Río) tras un espléndido Mundial Sub-20 en Argentina. Sin embargo, Cúper le dio la espalda y tuvo que crecer, en lo que supuso su primera prueba de fuego como profesional, en el Parma. Fue Sacchi quien logró su cesión.

Pero los 23 goles que Adriano marcó en la temporada y media que estuvo en el Parma (2002-04) bastaron para que Moratti lo recuperara. Fue entonces cuando se convirtió en la verdadera joya de Europa y empezó a compartir delantera con Ronaldo en Brasil.

Más problemas. Pero los problemas no tardaron en llegar. Mancini vio en él un mal ejemplo para el vestuario del Inter. No le gustaba su mal estado de forma cada vez que volvía de Brasil y comenzó a alternar la titularidad y el banquillo. Los guiños a Florentino se hicieron más frecuentes. Pero el Madrid cambió de presidente y su traspaso se frustró.

La desilusión llevó a Adriano a tocar fondo, y a principios de la presente temporada el Inter lo mandó a Brasil para que realizase una cura de recuperación psicológica y física. Llegaron fotos del jugador bailando, cigarro en mano, en fiestas privadas. Pero eso también pasó. Ha vuelto al Inter (cinco goles en 23 partidos disputados) y mira con optimismo al futuro... y al Real Madrid.