Las sonrisas y las lágrimas

A nadie se le escapa que el estado emocional es vital para afrontar cada momento de la vida. En el Espanyol pasa lo mismo. Últimamente somos el equipo número uno en vivir emociones fuertes que a veces pienso que acabarán con uno. Y hablo de todas las emociones, no sólo las de las últimas jornadas de Liga. Hablo también de las dos semifinales y de las dos finales de Copa, de los títulos de Juveniles y del femenino, además de los campeonatos de Liga y del Fútbol Base en general. Emociones que nos han convertido en aficionados de sonrisas y lágrimas. En mayo de 1988 (tenía entonces 19), aquella noche, quizás mi madre no acababó de entender aquel llanto escandaloso de un niño, ya crecido pero niño tras el partido de Leverkusen. Pero estar luchando por títulos tiene estos riesgos, en los tramos finales te puedes llevar las mayores alegrías o decepciones, pero tengo muy claro que mañana quiero estar presente. Quiero abrazarme a los pericos anónimos y poder llorar de alegría junto a ellos, porque tendrán una vez más el mismo sentimiento que yo después de un buen resultado que ya nos dé el primer paso a la final y si no, de haber llegado a las semis. Nos vemos allí, porque será una suerte poder estar, no será una suerte ver un partido, sino ver al Espanyol ganar y alcanzar de nuevo una final de UEFA que llevamos soñando desde hace casi veinte años. ¡Hasta mañana, pericos, todos al estadio y a por ellos!