Barcelona y Madrid se agarran a la Liga

Primera | Barcelona - Real Madrid

Barcelona y Madrid se agarran a la Liga

Barcelona y Madrid se agarran a la Liga

Josep María Lago

Jugará Ronaldinho tras superar la lesi Capello renuncia al trivote

Para el Madrid ganar es una feliz noche de luna en la trinchera, sin bombas. Navidad en marzo. Una ducha caliente. Un motivo para afeitarse. Llamar al teléfono de la esperanza y que no comunique. Para el Barcelona ganar es sacudirse los malos augurios, volver a sentirse guapo e invulnerable, aunque vulnerado. Mirarse y sonreír, tocarse. Soñar con el doblete. No, no creo que los dos equipos lleguen en un momento parecido a esta cita, si bien la flecha que les adorna la espalda es idéntica. Descartada la Champions, aún permanecen las diferencias.

Habrá quien señale, y se señala, que a pesar de la distancia espiritual y hasta literaria que separa a Barcelona y Real Madrid sólo cinco puntos los alejan en la Liga, la competición que mide la regularidad. Es muy cierto. Y tiene difícil explicación que a estas alturas el camión viaje tan próximo del descapotable. Quizá se explique porque los pecados de unos y otros, la tacañería y la vanidad, tienden a encontrarse en la misma estación de servicio.

No obstante, a la hora de hacer un pronóstico conviene recordar que en los clásicos suele ser ley que quien llega peor saca un resultado favorable, confirmando la idea de que estos choques se desconectan del mundo exterior. Así ocurrió en la última visita del Real Madrid al Camp Nou (1-1) y así volvió a suceder en su encuentro en la primera vuelta, cuando los blancos vencieron por 2-0 y disiparon los temores de un nuevo recital de Ronaldinho. Esta es la baza madridista.

Aunque no es fácil evaluar los estados de ánimo tras la eliminación europea, da la impresión de que el Barcelona es favorito. Tiene problemas, pero están más relacionados con la opulencia que con la pobreza. El vestuario sufre envidias de prima donna, pero basta la conjura para que regrese la música. Ignoro si esos pactos sirven para ganar un título, pero alcanzan para un partido.

Los astros.

Ronaldinho (17 goles), que sufre molestias en los isquiotibiales, jugará finalmente, según confirmó ayer Rijkaard. El hecho de que apenas se haya entrenado con el grupo durante la semana no se puede considerar un perjuicio, porque tampoco es una novedad. Por esos vientos se han desatado algunas tempestades. Y también por otros sirocos: nadie duda de que Etoo (5 goles), en clamorosa falta de forma física, como se comprobó en Liverpool, formará parte del once titular. En este caso no es un problema de pereza, sino de ansia mal enfocada.

Pese a las bajas de Zambrotta y Giuly por sanción, sumadas al descarte de Van Bronckhorst y la extraña ausencia de Motta (por rebeldía o meditación trascendental, no se sabe), el Barcelona luce un gran equipo. Basta citar a Xavi, Iniesta, Deco o Messi para descubrir los infinitos problemas del Madrid si su empeño es destruir y no jugar al fútbol. A futbolistas tan buenos sólo los daña no tener el balón.

Como quedó señalado, el dilema del Madrid no tiene que ver con la opulencia. Lesionados Beckham, Reyes, Cannavaro y Roberto Carlos (tocado y en fuga), sólo cabe especular sobre la presencia de Robinho o Cassano entre los titulares. Pero es imposible hacer pronósticos. Para definir a al técnico italiano valdría con citar El Quijote y decir que "cada uno es como Dios le ha hecho, y aún peor muchas veces". El técnico, incapaz de tomar una decisión sensata, se enredó ayer en explicaciones que, por querer salvar a Emerson, los vuelven a condenar a ambos. Capello, eso sí, reconoció que no apostará de nuevo por el trivote, lo que apunta a la suplencia del protegido. Por lo demás, su conferencia de prensa volvió a retratar a un hombre acorralado, sin explicaciones razonables, perdido en sus reproches de siempre.

Al margen de otras consideraciones, puntos y ánimos, en el partido se juega otro asunto que podría ser de vital importancia: el gol average. Para el caso de un hipotético empate final tras la última jornada (en pugna por el título o por la Champions, quién sabe), el Madrid defiende un 2-0.

Ya lo ven, al partido no le falta nada: sólo que empiece.