Kaká sacó del apuro a Brasil con un gol de delantero centro oportunista, aunque no es su especialidad. El jugador brasileño del Milán, además, movió a su equipo y se convirtió en el mejor futbolista del partido ante una selección, Suiza, que mantiene intactos todos los valores que la convirtieron en una de las revelaciones del pasado Mundial de Alemania: tensión defensiva, sólido centro del campo y velocidad en ataque.

Brasil sacó adelante un compromiso complicado en campo contrario, y lo hizo con un equipo joven en el que, además, Ronaldinho no fue titular. Dunga escogió a Robinho como enganche junto a Sobis, que jugó más adelantado. El crack del Barcelona tuvo que esperar a la segunda mitad para brillar. Entró en el campo en sustitución del jugador del Real Madrid.

Luisao, el central del Benfica que Camacho pidió sin suerte para el Real Madrid, hizo el primer gol con un testarazo implecable tras un saque de esquina que botó Dudú. Con el marcador a favor, Brasil jugó más suelta y cómoda y llegó el tanto de Kaká tras un fallo del portero suizo, Zuberbühler. El 0-2 reflejó e hizo justicia al dominio de los brasileños en la primera mitad.

La segunda parte fue otra historia. Suiza apretó y Maicon, que hasta entonces estaba haciendo un partido casi perfecto hasta el punto de hacer olvidar por completo a Cafú, tuvo la mala fortuna de marcar en su propia portería. Con ese gol aumentó la presión de los suizos que pudieron empatar. Pero en esos momentos de crisis apareció de nuevo Kaká para tocar y mandar. Y anuló así, con el toque-toque, el empuje del rival.