El Barça se complica

Liga de Campeones | Barcelona 2 - Chelsea 2

El Barça se complica

El Barça se complica

Drogba, el verdugo del Barça en Londres, marcó el gol del empate en los instantes finales del encuentro y complica la clasificación del equipo de Frank Rijkaard par octavos de final

Vale, no estaba Shevchenko, jugador que, por otro lado, no está realizando la temporada de su vida, pero saltaba al Camp Nou una nómina de futbolistas que daba miedo, en fin, los Ballack, Lampard, Drogba, Robben, Essien, Makelele, Terry, Cole…Un equipo, este de Mourinho, que conjuga fuerza, técnica, velocidad y experiencia. El Barça, quizá un poco empequeñecido por las circunstancias y por la potencia del rival, con un pie en octavos, tenía ante si un reto muy importante para recuperar parte de la confianza perdida.

Pero a los tres minutos, el tipo que nunca se arruga, el crupier del Barça, el que parte y reparte, el portugués Deco, puso las cosas de cara para el Barça con una jugada que describe y resume a la perfección las cualidades de este extraordinario jugador; recuperación en el centro del campo, avance rápido por el carril del diez y derechazo inapelable desde el vértice del área. Gol para recordar.

El Chelsea, que desde el primer segundo quiso imponer su ritmo lento y machacón, apenas pudo ver el tempranero y directo crochet del portugués del Barça y, si se llega a descuidar, se lleva el segundo puñetazo, porque tan sólo unos minutos después los de Rijkaard hilaron una estupenda jugada entre Zambrotta, Messi y Ronaldinho, que el brasileño mandó fuera. Mandaba el Barça

Una bronca entre Motta y Drogba, en la que participaron los banquillos y los jugadores de ambos equipos, desató la tensión de todos y devolvió momentáneamente al Chelsea al partido; Ballack pudo marcar con un potente y lejano disparo marca de la casa. Sin embargo, a diferencia de otros partidos disputados por el Barça en la presente temporada, la defensa, liderada por Márquez, parecía esta vez bien asentada y segura.

El partido se puso precioso. Tenía ritmo, emoción, intensidad, tensión y calidad, mucha calidad. Qué más se puede pedir. Cuando no era el Barça, que tuvo el segundo en una fabulosa jugada colectiva que no culminaron por poco Ronaldinho y Xavi, era el Chelsea, que puso a prueba a Valdés, sensacional, con remates llenos de intención de Essien y Robben. Hasta Makelele pudo ser objeto de un posible penalti que el italiano Farina no señaló.

Otra bronca, esta vez por una posible doble amonestación a Ashley Cole que finalmente no era, así que no fue expulsado, cedió parte del protagonismo al árbitro, Farina, empeñado el hombre en recibir tantos o más flashes que las estrellas que copaban la pradera del Camp Nou.

Los dos a por el partido

Puyol y Drogba por los suelos nada más arrancar el segundo capítulo. Golpes, tensión y oportunidades, como la de Robben, que obligó a Valdés a sumar su tercera parada de mérito del encuentro. El extremo holandés, al minuto, perdonó en una llegada por la derecha que vio muy bien Frank Lampard.

Dominaban los ingleses, las líneas más adelantadas, más concentrados, metidos en el duelo. El Barça no arrancaba, Ronaldinho no aparecía, y Lampard, quizá con intención de dejar su tarjeta de visita en un campo que podría ser el suyo algún día, marcó un gol imposible, sin ángulo, en un gesto lleno de técnica y picardía que dejó las cosas como antes de saltar al campo, en tablas.

Decía Xabi que había visto al Chelsea en Londres como para ganar el título, y tras el gol de Lampard la sensación que corría por las gradas debía ser parecida; era un equipo tremendamente fuerte, con enormes jugadores y bien dispuesto sobre la cancha. Y si había alguien capaz de cambiar el rumbo de las cosas ese era Ronaldinho, un jugador injustamente en entredicho esta temporada, que tenía la oportunidad de reivindicarse en el mejor escenario de la noche europea.

Y el "Gaucho" apareció, y aunque no lo hizo de esa forma tan espectacular con que nos obnubilaba la pasada temporada, bastó con una buena jugada por la izquierda para habilitar a Gudjohnsen y marcar el segundo del Barça, el primero del islandés en el Camp Nou en partido oficial. Respiraba la afición, respiraba Rijkaard, respiraban todos.

Bajaron el ritmo los dos equipos, agotados quizá por tanta intensidad; además, el Chelsea, con nueve puntos, líder en solitario del grupo A, tampoco se estaba jugando el pase a vida o muerte. Así, el Barça pudo tener más tiempo el balón y jugar con el viento a favor. Pero tampoco podía confiarse, porque con la salida de Salomon Kalou el Chelsea contaba con un esprinter completamente fresco.

Una jugada entre Iniesta y Giuly, dos hombres que también entraron de refresco, pudo sentenciar el duelo definitivamente, pero el Chelsea aún no había dicho su última palabra y Drogba, el mismo jugador que acabó con las ilusiones del Barça en Londres, dejó las cosas en un empate que complica la clasificación del equipo de Frank Rijkaard.