Ronie, el árbitro y Messi

Primera | Barcelona 3 - Sevilla 1

Ronie, el árbitro y Messi

Ronie, el árbitro y Messi

enric fontcuberta / rodolfo molina

Volvió el crack, lo inclinó Muñiz y liquidó el argentino

No se había marchado. Al menos no de manera definitiva. A lo peor, decidió sentarse un rato en el descansillo antes de emprender la subida de los tres pisos que se le venían encima esta semana. Sevilla, Chelsea y Real Madrid no son lo mismo que cualquier otra escalada, así que Ronaldinho se tomó un respiro, para poder reaparecer con el pecho henchido de ánimo, de fuerza y de fútbol. Dos goles suyos, a balón parado (penalti y libre directo), dejaron tocado al Sevilla antes del descanso.

Pero fue un encuentro con protagonismo repartido. Ronaldinho nunca se movió a gusto, a veces desquiciado por Alves, otras por el ubicuo Poulsen (un jugador completo, generoso, portador de las líneas maestras del encuentro en la cabeza), y fue a menos hasta que Rijkaard decidió cambiarlo, para sorpresa suya y general.

Después recogió el testigo Iniesta, conductor clarividente del Barça, guía y timonel, con el ancla en una mano y un remo en la otra. Tocó, asistió, recuperó y se acercó hasta Palop con jugadas que sólo hacen los que saben de esto.

Le tocó el turno también al árbitro: si a veces tienen peligro retransmitidos en directo, qué no haría ayer Muñiz con el apagón televisivo. Anuló un gol legal al Sevilla (que habría sido el 0-1, por supuesta falta de Escudé a Motta), no vio un penalti enorme de Márquez a Kanouté (minuto 73) y pitó con ese aire sibilino de quien muestra tarjetas 'a la carta', de quien corta contraataques porque sí, de quien se comporta de una manera en el Camp Nou y de otra en el Sánchez Pizjuán.

Y, por fin, el protagonismo fue para Leo Messi. No estaba haciendo un gran partido, pero culminó con clase y contundencia un contraataque letal: sacó largo Márquez, la pinchó Xavi como extremo derecha, aguantó y pasó al argentino, que en tres zancadas y un derechazo (sí, derechazo) liquidó el sufrimiento culé.

El Sevilla mereció más. Hizo méritos para sumar algo, pero falló donde su enemigo de ayer no suele hacerlo. Kanouté, Renato, Luis Fabiano, Navas, todos bajo la batuta de Poulsen, demostraron que pueden poner el Camp Nou patas arriba, como en aquella noche monegasca cuando encendieron las alarmas blaugrana. Pero tendrá que ser otro día. Anoche, entre Ronaldinho, el árbitro y Messi se lo pusieron complicado. Su aspiración liguera no pasa por Barcelona.