El jefe de seguridad de Telecom Italia ha abierto la caja de Pandora. Giuliano Tavaroli, preso en la cárcel de Pavia por estar vinculado con la red de escuchas ilegales que afectan a miles de personas entre ellas banqueros, periodistas, actores, financieros y futbolistas, ha confirmado que el Inter mandó espiar en 2002 a Massimo De Santis, el árbitro inhabilitado por cuatro años tras el Moggi-gate. "El seguimiento fue encargado por el Inter, por sus dirigentes". La operación fue acometida por una empresa de detectives privados con nombre de película: Polis d'Instinto.

Follón.

Saverio Borrelli, el juez federativo que dimitió y fue obligado a seguir en su cargo por orden de la ministra de Deportes, Giovanna Melandri, tomó ayer declaración a De Santis por este asunto. El colegiado está indignado y quiere que "se haga justicia, como se ha hecho con todos".

De Santis declaró solo, ya que el otro colegiado citado, Nucini, no se presentó ante el juez porque teme "por la seguridad de la familia". Nucini fue en su día a la sede del Inter para contarle a Facchetti, recientemente fallecido y ex presidente del club, las irregularidades del Calcio.

Pero será complicado que el Inter sea castigado, al menos según el criterio del ex número dos de Borrelli, Mario Stagliano, para quien "el delito ha prescrito".

Donadoni: "Cassano no está a tope"

Roberto Donadoni, seleccionador de Italia, justificó ayer la ausencia del madridista Cassano en su lista porque "no está al cien por cien. Ha tenido un pequeño problema físico y no está a tope", precisó Donadoni. Según otras versiones, la ausencia de Cassano tiene que ver con las protestas de los ultras del Roma, su ex equipo, que amenazaron con boicotear el partido ante Ucrania que debe disputarse en el estadio Olímpico de la capital si Cassano era convocado. Por otra parte, Donadoni reconoció ayer que pensó en la dimisión. "El presidente Petrucci me convenció para que siguiera".