Emerson: Todo pulmón y corazón

Primera | Real Madrid

Emerson: Todo pulmón y corazón

Emerson: Todo pulmón y corazón

Estuvo más de un año sin jugar al fútbol por culpa de una lesión pero salió adelante gracias a su capacidad de sacrificio Fue nombrado mejor mediocentro de la Bundesliga cuando jugaba en el Bayer Leverkusen Capello ha confiado en él desde que consiguió llevárselo a la Roma.

Tiene una pierna un centímetro más corta que la otra como el gran Garrincha, aunque entre ambos no se admiten comparaciones. Eso sí, ahora que Emerson se ha convertido en el principal hombre que blindará el centro del campo del Madrid e incluso parece la prolongación de Capello en el campo, hay que recordar todas las dudas que provocó en algunos de sus entrenadores. Hasta que llegó Capello para ver su forma de interpretar el juego, su sentido táctico y de colocación, y ya nunca le dejó marchar. Primero Roma, luego Juventus, ahora Real Madrid. Y siempre una constante, juega Emerson y luego pensamos en los otros diez.

Nació el 4 de abril de 1976 en Pelotas, Portoalegre, y eso explica su estilo más europeo que brasileño, más cercano a la garra uruguaya que al Brasil que más enamora. Pero Emerson Ferreira da Rosa no siempre jugó por delante de la defensa. Como mediapunta entró en los juveniles de Gremio, el equipo de Ronaldinho y eterno rival del ya campeón de la Copa Libertadores (el Internacional). Así empezó, aunque poco a poco fue retrasando su posición. Ya en el primer equipo jugó por detrás de los dos puntas Paulo Nunes y Jardel, aunque una gravísima lesión le impidió festejar el título de la Copa Libertadores de 1995. Aquello requirió una operación y más de un año sin jugar, lejos de los campos y cerca del final de su carrera. Once años han pasado desde entonces, pero la capacidad de sacrificio quedó entonces fuera de toda duda.

Recuperación.

Volvió a los campos justo para ganar el Brasileirao de 1996, con Paulo Nunes como máximo artillero del torneo con 16 goles y él como mejor centrocampista ofensivo con cinco asistencias de gol. Y siempre cerca de los puntas. Incluso su suplente en la selección Sub-20 era Denilson, todo hasta que llegó Mario Lobo Zagallo para cambiar la historia.

Desesperado en busca del heredero de Dunga, le hizo debutar con la absoluta ante Ecuador en septiembre de 1997 y le colocó de mediocentro al lado de Mauro Silva, por detrás de Denilson y más lejos aún de Rivaldo. Jugó un partidazo y marcó un gol. Emerson acababa de llegar al Bayer Leverkusen y aquel cambio de posición no se trasladó a la Bundesliga. Allí seguía jugando más adelantado.

No tanto con Brasil, porque Zagallo sólo le convocaría para el Mundial de Francia 98 por aquella lesión que el entonces céltico Michel Salgado le produjo a Juninho Paulista. Eso y la baja de última hora de Romario le abrió hueco. Faltaban meses para la Copa del Mundo y Zagallo llamó a Emerson para dejarle en el banquillo. Prefirió repescar a Dunga y a César Sampaio, y la paradoja seguía intacta. Mediocentro de futuro en Brasil, jugador de tres cuartos de campo en el Leverkusen por delante de Ramelow y Schneider. Todo hasta que Cristophe Daum por fin le retrasó y Vanderley Luxemburgo sucedió a Zagallo como seleccionador. Luxa le colocó al lado de Vampeta y Daum le convirtió en el mejor mediocentro de la Bundesliga, hasta el punto de amenazar al club con su dimisión si le traspasaban a la Roma.

Capello.

El entrenador italiano le pidió, el presidente Sensi accedió y Emerson se convirtió en el sexto brasileño de la plantilla junto a Cafú, Aldair, Zago, Marcos Assuncao y Fabio Junior. Llegó a Italia un año después de ganar la Copa América de 1999 y se convirtió en el corazón de la Roma. Guardaespaldas de Totti, pulmón del centro del campo, pieza ideal en todas las coberturas por las subidas al ataque de Cafú y Candela, hombre decisivo en la conquista del Scudetto en el 2001. Indiscutible también en la selección, una lesión en la espalda le apartó del Mundial 2002. Cuatro años más tarde otra lesión le dejaría fuera del partido decisivo ante Francia que le costó a Brasil la pérdida del título. Pero en su club siempre fue inamovible, y cuando Capello se marchó a la Juve consiguió que Moggi se anticipase al Madrid y pudo formar su tándem perfecto con Vieira. El centro del campo que tanto gusta a Capello, que se dispone a repetir con Emerson-Diarra. Apuesto a que el líder seguirá siendo el brasileño.