Capello pasa examen en el Trofeo Carranza

52º Trofeo Carranza | Real Madrid

Capello pasa examen en el Trofeo Carranza

Capello pasa examen en el Trofeo Carranza

jesús aguilera

El Betis, con Joaquín, le pondrá a prueba en un estadio a rebosar

Doce años después, el Real Madrid regresa al Trofeo de los Trofeos. Su última aparición, en 1994, se saldó con una derrota contra el Cádiz, recién descendido a Segunda B. Manolín Bueno, un gran extremo izquierdo que perteneció al equipo blanco y que tuvo la desgracia de toparse con la mítica Galerna del Cantábrico, Francisco Gento, comentaba a AS sobre aquel evento: "Le eché una bronca cariñosa a Valdano. Le dije que no era de recibo que todo un Real Madrid perdiera contra un equipo de categoría inferior. Él lo entendió. Ahora viene Capello y éste es un ganador. Saldrá a por todas".

Curiosa historia de un certamen que inició su andadura en 1955. Juan Ramón Cilleruelo, entonces presidente del Cádiz, pensó que la mejor manera de paliar la terrible crisis que en aquellos años pasaba su equipo era emplear la ayuda de 100.000 pesetas que recibía del Ayuntamiento para auspiciar un torneo de primer nivel. Una idea muy bien acogida por José León de Carranza, alcalde de la ciudad y a la sazón, hijo del anterior primer edil de la ciudad, don Ramón de Carranza, conocido como el gran alcalde por el impulso que dio a la ciudad. Así nació el Trofeo Carranza, que se concibió como una manera de alargar la temporada veraniega. La verdad es que este año el cartel es de lujo. El Madrid siempre ha sido un equipo querido y admirado en la Tacita de Plata, lo mismo que el Betis, y más desde que en 2000 Lopera quiso jugarlo gratis para que el dinero resultante ayudase a paliar la crisis de un Submarino Amarillo que agonizaba.

Alicientes.

Con ser este un torneo amistoso, siempre tiene muchos alicientes. Es el primer examen que pasará en España el nuevo proyecto de Capello; reválida también para Joaquín, que lleva todo el verano diciendo que se quiere marchar y tiene enfadado a su presidente, José León y, cómo no, al accionista mayoritario, don Manuel Ruiz de Lopera. Ya no queda una entrada. Y es que un Carranza es una fiesta que trasciende lo deportivo. Apenas quedan plazas hoteleras en la provincia y mañana, tras la final, barbacoa por todo lo alto en la impagable playa anexa al estadio. Esto es Cádiz y sólo aquí ,y en un Carranza, se podía llegar al invento de decidir un desempate por penaltis. Fue Rafael Ballester en 1962 y el partido en cuestión, Barcelona-Zaragoza. Un sistema posteriormente patentado por UEFA y FIFA. Desde aquí rendimos un afectuoso homenaje a otro gran gaditano, que ahora sufre una penosa enfermedad.