Lo mejor:

Competitivo. Apoyado en su experiencia, en su genio y en su calidad, es el jugador con más carisma y liderazgo para asumir la responsabilidad de provocar entusiasmo entre sus compañeros.

Inteligencia. Sin reunir excelentes cualidades técnicas, aplica la astucia para explotar sus virtudes al máximo, siendo capaz de provocar inquietud entre los rivales.

Astucia. Sabe leer la jugada y aparece en el área donde puede definir. No remata con elegancia pero sí le distinguía antes un instinto especial y efectivo ante el gol.

Multiuso. Se mueve entre líneas, sale a buscar el balón, lo transporta, abre a las bandas, busca triangular... Lo intenta todo y no desfallece.

Lo mejorable:

Preparación. Después de la lesión llega corto de forma física. Le falta velocidad más que resistencia y también reflejos. Ha perdido chispa y frescura de ideas.

Gol. Perdió el rumbo del gol y lo reencontró ante Egipto. Pero fue un 'golito' sencillo. Es preciso que vuelva a marcar en jugada laboriosa para sentirse realizado.

Técnica. No es un prodigio con el balón en los pies ni para el control ni para el pase. Ahora, sin su mejor punto físico, pierde más balones.

Cabeza. Ya sea por posición táctica o por falta de confianza, llega muy tarde a los remates, sobre todo de cabeza, que es su punto más flojo.