La final está en Nervión

Primera | Schalke 0 - Sevilla 0

La final está en Nervión

La final está en Nervión

morenatti

El Sevilla fue mejor, pero le faltó puntería ante Rost

Noche mágica, de músculo y fintas, de idas y vueltas, de pelotazos y contras. Gigantes contra ardillas veloces e incómodas. Pudo pasar cualquier cosa. Desde estoquear a los alemanes en un final con chispa, hasta rendirse ante el dominio del juego aéreo del Schalke 04. Pero para frenar las acometidas apareció la varita mágica de Palop. El guardameta hizo dos paradas espectaculares que acercan a los nervionenses a la final. Un lujazo que debería volver en verano a Alemania.

Dos estilos contrapuestos. Los sevillistas buscaban la posesión y las llegadas elaboradas. El Schalke sacó a relucir un amplio catálogo de pelotazos dirigidos. Ninguna estrategia encontró la efectividad, aunque el fútbol directo de los alemanes se hizo notar más. Rafinha metió al área un balón para el gigante Larsen, que golpeó para que Asamoah hiciera lucirse a Palop. Fue la primera declaración de intenciones de los locales. El único capaz de correr con la pelota en los pies era Asamoah, una pantera musculosa que daba miedo. Chocó, cómo no, contra David. El partido del pequeñín fue extraordinario. Secó a la bestia con dulzura, hasta que tuvo que rendirse.

Por el miedo o el empuje local, los sevillistas no encontraban la tecla para activarse ofensivamente. Una escapada de Saviola con un tiro lejano de Navas y una segunda llegada del canterano fueron los únicos latigazos del primer acto. En el ecuador de la primera parte, Kanouté volvía a romperse. Mala noticia. Juande reaccionó con un cambio sorprendente. Renato lo sustituyó y se colocó en la mediapunta. El técnico prefería amarrar y buscar con el trivote (Martí-Maresca-Renato) más presencia en la zona central. La terminaría encontrando. El equipo no llegaba. Amagó una vez, en el inicio del segundo tiempo, con una pase atrás de Maresca que Renato no cazó. Faltaban ideas. Juande volvió a retocar el dibujo. Saviola, desasistido, dejó su sitio a Luis Fabiano,

Mientras, Slomka levantaba el castigo a sus dos estrellas: Lincoln y Kuranyi. El brasileño movía a su equipo con facilidad y se acercaba a Palop con malas intenciones. Bordon pudo sentenciar, pero apareció la manopla de Palop. Fan-tás-ti-co. Con el Schalke atizando, el Sevilla se reencontró y soltó lastre. Maresca hacía de lanzadera, Renato de transmisor y Navas sacaba su genialidad. Sus regates desesperaron a Krstajic, que terminó expulsado.

Pudo pasar de todo, pero el destino no abandonó a 4.000 almas que soñaban con salir vivos de Alemania. Por delante queda una semana de jindama, de sueños, de suspiros, de sensaciones muy afiladas. Siete días para soñar con algo muy gordo: la gran final. La vuelta queda abierta para el jueves de Feria. Nervión arderá.