Teixeira dispara al Betis

Teixeira Vitienes se volvió a convertir en el gran protagonista del partido de ayer. El colegiado cántabro, que nunca ha dado la talla para arbitrar en Primera, no se atrevió a señalar en el minuto 94 un claro penalti de Rivas sobre Guillermo Franco que podía haber cambiado el sino del encuentro. Ante la evidencia, el árbitro optó por mirar hacia otro lado y señalar el final del choque. Nadie se lo podía creer y el propio Rivas fue el primer sorprendido ante tal decisión. Como siempre las protestas amarillas sirvieron de bien poco. Habrá que seguir reflexionando sobre la supuesta calidad de los colegiados de nuestro fútbol.

Al margen de esta discutida y determinante decisión, el síndrome Champions volvió a pasearse por El Madrigal. El inminente encuentro ante el Inter despistó en exceso a los jugadores del conjunto amarillo que, cuando quisieron reaccionar, ya llevaban un 0-2 en contra. El brasileño Robert ha aparecido cuando más le necesita su equipo. Ayer estuvo soberbio en los primeros 25 minutos, donde anotó dos golazos que, a priori, dejaban encarrilado el encuentro. No obstante y, aunque los verdiblancos se las prometían muy felices cuando levantaban la cabeza para ver el marcador, tuvieron que sufrir más de la cuenta para salir con el botín entero de un campo que en lo que llevábamos de año 2006 nadie había sido capaz de conquistar.

En la segunda mitad, el Submarino, herido en su orgullo, salió a morder y a desnudar las miserias de un Betis que se atemorizó y replegó líneas. Los verdiblancos, víctimas de su situación en la tabla, se olvidaron de atacar y cada minuto era un mundo para ellos. Tocaba sufrir y mucho. Las ocasiones de Franco y Forlán se sucedían constantemente, pero ayer no fue el día de los artilleros amarillos.

Riquelme tomó el mando de la nave y empezó a dar asistencias a derecha e izquierda. El centrocampista argentino movía a su equipo con destreza. Por si fuera poco un córner botado por él a punto estuvo de ser gol olímpico, pero el larguero repelió el lanzamiento.

Ante el despliegue de juego de los amarillo poco podía hacer el Betis. Serra Ferrer movió el banquillo en busca de alguna reacción, pero su equipo estaba maniatado. La salida de Assunçao por Xisco no sirvió tampoco para apuntalar un maltrecho centro del campo. Ante un Submarino volcado era el momento de defenderse con uñas y dientes. El gol de Sorín fue el primer susto, pero el segundo no llegó aunque, por momentos, parecía lo más evidente.

Con el resultado de ayer los sevillanos dan un paso de gigante en su lucha por estar un año más entre los grandes, mientras que el Villarreal empieza a decir adiós a volver a quedar entre los cuatro primeros.