La última pregunta de la conferencia de prensa que Frank Rijkaard dio en Mestalla, después de la derrota ante el Valencia (1-0), casi consiguió sacar al entrenador del Barcelona de su costumbre de no dar frases para grandes titulares. "¿No le parece que Samuel Etoo jugó muy lejos de la portería en la segunda parte?", inquirió un periodista. Y Rijkaard asintió: "Sí". "¿Qué buscaba?", insistió el informador. Y Rijkaard, con una risita, contestó: "Yo no buscaba nada".

Preguntado Etoo poco después, se limitó a decir "el mister decide, él nos pone donde nos ve mejor".

Una vez más, Rijkaard se mordió la lengua ante los medios. Lo que quería decir era lo que un miembro del vestuario confesó ayer a AS: que el técnico, tras verse obligado a cambiar al lesionado Ludovic Giuly por Henrik Larsson, pidió a Etoo que se quedara en el ataque, pero éste desoyó sus órdenes.

La intención de Rijkaard, según esta fuente, era que Etoo y Larsson intercambiaran sus posiciones como nueve y falso extremo, mientras Santi Ezquerro abría el campo por la banda libre. Pero, para sorpresa general, Etoo tomó la iniciativa de retrasarse, hasta convertirse a veces en un mediapunta, otras incluso en un jugador de cierre ante los contraataques del Valencia. La decisión del africano molestó a Rijkaard y, sobre todo, hizo más fácil el trabajo de contención del Valencia.

Ante la ausencia de Ronaldinho y Deco, sancionado y lesionado, respectivamente, dio la impresión de que Etoo hubiera querido asumir la responsabilidad de cargar con el peso del equipo. Y si bien esa actitud es loable, no lo es su desobediencia táctica, que hizo más difícil el juego ofensivo del Barça.

Etoo debía intercambiar con Larsson su posición de nueve con la de falso extremo, con Ezquerro como ocupante de la banda que quedara libre. Etoo se situó como mediapunta, por delante de la línea de volantes, e incluso llegó a jugar más retrasado en algún contraataque.