El día que Robinho fue Pelé

Primera | Real Madrid - Cádiz

El día que Robinho fue Pelé

El día que Robinho fue Pelé

jesús aguilera

Fueron 28 minutos de ensueño. Sustituyó a Gravesen y los 22.000 aficionados presentes en el Ramón de Carranza alucinaron con sus pases, sus bicicletas, su desparpajo y su carisma. Ha pasado días difíciles, pero 'resucitó' ante el Málaga y ahora vive sus mejores momentos.

Fueron 28 minutos que han quedado para la historia del fútbol. Robinho saltó al Ramón de Carranza en el minuto 65 y el partido dio un vuelco de 180 grados. Hasta el momento el Cádiz achantaba al Madrid. Pero salió Robinho y el Madrid empezó a moverse, a circular, a manejar la pelota con criterio. Los más veteranos vieron en él al mejor Pelé. Los jóvenes lo convirtieron en su mejor ídolo tras verle jugar así. Fue el bombazo Robinho. Un chaval finito, con descaro, de 21 años por el que el Madrid había pagado 25 millones de euros. Hizo de todo. Un sombrero, taconazos, bicicletas, un control con el pecho, regates impecables con salidas a la izquierda y a la derecha, pases con peligro y paredes. Y eso que aún no estaba en su mejor momento de forma...

Sus jugadas dieron la vuelta al mundo y fueron repetidas en todos los telediarios. En el equipo sus compañeros aplaudieron su juego y alucinaron con su magia. En Brasil los periódicos se volvieron locos con tanta fantasía.

Ha pasado una vuelta desde aquello y han sucedido muchas cosas en el Madrid. Robinho dejó de brillar un día sin motivo aparente. Se le notaba nervioso y presionado. Dejó de hacer bicicletas, sombreros, pases y florituras. Se le notaba serio y apático. El Madrid iba paralelo a las actuaciones del brasileño: gris y en declive. Todo desembocó en la destitución de Luxemburgo y la llegada de López Caro, la marcha de Sacchi y un cambio en la manera de entrenar y de jugar.

Robinho resucitó en Málaga. Y es que el Sur tiene para él un color especial. Marcó un gol y dejó un par de detalles. López Caro le exige al máximo. En Bilbao, en la Copa, brilló en todo su esplendor. Ha cogido carrerilla y vuelve a ser el de los 28 minutos de Cádiz que nadie olvidará. Hoy será titular. Se le ve seguro, sonríe siempre, se divierte y se nota que es feliz.