Antonio Cassano confirmó en el Betis-Madrid su imagen de goleador predestinado, de futbolista que siempre ha dejado una huella importante en el comienzo de cada una de sus aventuras. Con sólo 17 años saltó a la fama al marcar con el Bari un golazo al Inter. Era su temporada de debut en Primera.

Después siguió marcando goles importantes con el Roma, hasta que Trapattoni lo llamó por vez primera para la selección italiana. Debutó en un amistoso en Varsovia en noviembre del 2003 y marcó el único tanto de la selección azzurra (Polonia venció 3-1). Era su primer partido como internacional y jugó como un veterano. Desde entonces fue titular hasta la Eurocopa de 2004, de donde salió como único italiano ganador a pesar de la decepción de la selección, eliminada en la primera fase. Los dos goles del equipo en aquel torneo (el primero importante que él jugaba) fueron suyos.

Lippi. A partir de ahí ha jugado muy poco debido a las lesiones y la falta de condición física, pero en las grandes ocasiones siempre aparece y su traspaso al Madrid no sólo le permite triunfar en el club más prestigioso del mundo sino también volver a la titularidad con la selección. "Cassano vendrá tantas veces con nosotros que se cansará", dijo Lippi cuando el ex del Roma estaba lesionado, dejando claro que es uno de los pocos futbolistas que siempre está presente aunque físicamente no pueda jugar.

Nunca como en este año tiene la gran oportunidad para dejar otra huella inolvidable en su primer Mundial. Nacido en la noche en la cual Italia se proclamó campeona del mundo en el 82, Cassano tiene también esta fecha en su destino y ahora se le presenta la ocasión de demostrar que el destino no es algo teórico sino real y en este desafío está la llave para su futuro, que ya es presente.

Pero mientras él empieza una nueva aventura en España, sus ex compañeros del Roma recuperan posiciones en la Liga, donde han ganado los cuatro últimos partidos. Quizá con su salida del club hayan ganado todos.