Con la boca pequeña, pero para que lo escuche todo el mundo, la primera plantilla traslada repetidamente el mensaje de que el camino a seguir es el trazado. Si bien el concepto de fútbol colectivo parece claro, presión sin desmayo, verticalidad y ayudas permanentes, al equipo le falta una dosis vital de tranquilidad con la pelota. Memorizado bien el concepto de segunda jugada, acción clave en el manual de Javier Clemente, llega la hora de combinarla con un fútbol menos precipitado con el esférico. El Athletic debe aprender a tenerlo, para atacar y defenderse. El ejemplo de esto último fue el tramo final que ofreció el Deportivo.

Hay que escapar de ese ambiente derrotista que existe sobre las dos citas de esta semana. No comparto la idea de afrontar los envites del Santiago Bernabéu y Camp Nou con la mentalidad de que no hay nada que perder. Para la historia del club, caer en esta eliminatoria de Copa sería un mal resultado y, por mucho que el Barça esté tremendo, en los últimos años se ha demostrado que es posible puntuar o ganar en el coliseo azulgrana. Serán dos finales más para los rojiblancos.