Quien sobrevive a un match ball sale más fuerte del trance. Y la fortaleza aumenta cuantas más son las bolas de partido salvadas. Luxemburgo afronta la segunda contra la Real, el equipo con el que se estrenó hace poco menos de un año en el banquillo del Madrid, en aquel puñado de minutos que acabaron en victoria y le dieron fama de entrenador con suerte. Aunque creo recordar que renegaba de la fortuna, hoy la necesitará.

Beckham viajó con molestias y será duda hasta última hora. Si no juega, Luxemburgo podrá blindar aún más el equipo y formar con siete jugadores más o menos defensivos (Salgado, Helguera, Pavón, Roberto Carlos, Diogo, Ramos y Pablo García). Al igual que contra el Lyon, Zidane repetirá como mediapunta y Guti-Robinho será el dúo de ataque.

Baptista, que aún no ha recuperado su forma física, esperará en el banquillo, donde también se sentará, entre otros, Marcos Tébar (madrileño de 19 años), un mediocentro defensivo de la cantera. Este es un caso curioso: si desde hace meses se entrena siempre con el primer equipo es porque López Caro, entrenador del Castilla, no cuenta con él ni siquiera para ejercitarse con el resto de sus jugadores, desinterés del que no se le advirtió en la pretemporada, cuando podría haberse buscado otro destino. Bien, pues su 'destierro' podría culminar hoy con su debut en la galaxia. ¿Se imaginan que esta noche tuviera una oportunidad y lo bordara?

Por cierto, parece que a Luxemburgo no le sentó muy bien que le dijeran ayer que no cuenta con la cantera, algo que resulta evidente en el caso de Soldado, que no jugó ni siquiera unos minutos contra el Lyon a pesar de la evidente necesidad de un rematador. Ni tampoco lo hará hoy. El entrenador se defendió citando a los numerosos canteranos que le rodean en los entrenamientos y le acompañan a los viajes, dato cierto, pero que no se corresponde con los minutos que reciben en los partidos. Personalmente, entiendo que no respetar los turnos lógicos que deberían imponer las bajas (por ejemplo: delantero titular, delantero suplente, delantero canterano) acaba por extinguir la esperanza de los jóvenes. Ocurre en un equipo de fútbol y en un barco atunero.

Como todo nos lleva a los tiempos turbulentos, quisiera cerrar con un comentario optimista, creo: la crisis del Real Madrid se resolverá cuando en la sección deportiva se apliquen los mismos criterios de exigencia profesional (y supongo que escasa injerencia) con los que se manejan los departamentos más brillantes del club, el de marketing y aquel que tiene que ver con la intendencia (nueva Ciudad Deportiva y gestión general), responsabilidad, respectivamente, de José Ángel Sánchez y Manolo Redondo.

Si el Madrid tiene problemas, a la Real (10ª en Liga) tampoco le faltan, y algunos son idénticos. La baja de Kovacevic ha dejado al equipo en situación de orfandad absoluta (tres derrotas consecutivas) y sin relevo en el horizonte. Sin Darko, Amorrortu alineará a Nihat como ariete, una solución de emergencia porque el turco da su mejor perfil justo por detrás de su compañero ausente. Tampoco este Nihat es el de hace dos años, aquel futbolista fulminante. Las lesiones han tenido la culpa, pero su edad (sólo 26 años) invita a confiar en su recuperación absoluta. Encontrar sitio a De Paula (elegante, pero inconstante), significaría una apuesta mucho más ofensiva.

Flojo atrás.

Sin embargo, aunque los problemas se localizan en la delantera, los síntomas de debilidad se concentran en la defensa. La Real es el equipo más goleado de Primera (24) y tiene muchos problemas en defender los centros aéreos (nueve tantos de cabeza en contra) y las jugadas a balón parado (ocho goles recibidos), acciones en las que el Madrid le podría hacer daño. En todos esos temblores también influye Riesgo.

En el resto del equipo destaca el exquisito Xabi Prieto, que se destapó en una visita al Santiago Bernabéu y que goza de todos las virtudes de los futbolistas de clase excepcional, aunque también sufre el mismo desmayo.

Anoeta no se llenará esta tarde y se prevé frío, tal vez lluvia. Pero los enfrentamientos entre donostiarras y madridistas cuentan con suficientes estímulos como para que algo esté asegurado, lo único que puede compensar la falta de fútbol: la pasión.