Hay jugadores que ganan partidos solos y el Atlético llevaba demasiado tiempo viéndoles en el bando contrario. Se acabó. Petrov, Torres y Kezman se encargaron anoche de anunciar nuevos y buenos tiempos en un Calderón que enloqueció como no se recordaba. No había un día mejor. Llegaba el Barça, todopoderoso en los campos y en los despachos, y Bianchi entendió que era el momento de explotar. Puso a su equipo de gala y éste echó a correr a todo trapo hasta desarbolar al campeón, que se había encontrado en ventaja muy pronto, merced a un gol de Etoo tras error de Perea y Antonio López.
Cuando la desventaja y el mal inicio de Liga amenazaban con sacar los nervios a volar, Petrov agarró el balón en el centro del campo y el Calderón encontró un nuevo ídolo. El búlgaro dejó a Márquez como si fuera un señor de 80 años y, tras un sprint de 50 metros, llegó tan fresco a la línea de fondo y la puso como los ángeles. Allí apareció Torres para cabecear a gol y mandar callar a medio país. Dos debates cerrados: las bandas son vitales en el fútbol y el Niño está de vuelta.
Tras el empate el partido se despendoló. El Barça tocaba y tocaba, dando más miedo por prestigio que por peligro real. Es un placer verle jugar, pero a veces se gusta demasiado y no concreta. Sólo Etoo parece con el mismo hambre del año pasado. El Atleti era la antítesis, Luccin y Gabi buscaban rápido a sus cuatro atacantes y a correr. Vértigo con talento. Una gozada.
Ni con ayudas.
Nada más empezar la segunda parte, marcó Kezman. Parece que los delanteros atléticos sí tienen gol. Y Maxi tiró al palo. Y Valdés le sacó una increíble a Torres. El Atlético era imparable hasta que Medina Cantalejo le frenó, expulsando a Pablo con una exageradísima roja directa. El Barça sigue acumulando errores arbitrales a su favor. Pero no fue suficiente. Los de Bianchi se defendieron con orden hasta el final y apenas sufrieron. El Atleti ha vuelto y lo hace fiel a su historia: a la carrera. Si cree en sí mismo, con tanto talento arriba, todo es posible.
primera roja a pablo en liga
La injusta expulsión de Pablo fue la primera que padece en la Liga. En 72 partidos en la máxima categoría, entre el Albacete y el Atlético, el central se ha caracterizado por cometer poquísimas faltas.
