Velódromo Bernabéu

Primera | Real Madrid - Celta

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jesús aguilera

Lleno para ver las pedaladas de Robinho. El Celta, a la expectativa.

Robinho debuta hoy en el Santiago Bernabéu, que se llenará para la ocasión, aunque para la confirmación del estreno ha sido necesario que Zidane se lesione, pues Vanderlei Luxemburgo planeaba dejar al crack en el banquillo, tal vez para que su incorporación no supusiera una revolución traumática que alterara el esquema y afectara a un vestuario que intuimos ligeramente susceptible. Ya no habrá cuestión y de eso se libra el entrenador. Robinho juega y el Celta también. Sergio Ramos esperará turno desde el banquillo.

Guti por Zizou.

El rumor dice que la entrada de Robinho no será el único cambio que podría presentar el Madrid. Ya hay quien apunta que Luxemburgo estudia colocar al joven crack en la punta junto a Ronaldo, de modo que el rombo del medio campo estaría formado por Beckham, Baptista, Guti y Raúl, el brasileño más atrasado y Gutiérrez más adelantado, aunque yo los colocaría justo al revés. Una verdadera sorpresa que, de confirmarse, sería una apuesta por el talento libre en detrimento de los jugadores tácticos como Gravesen o Pablo García. Veremos.

El Celta, que regresa del infierno de Segunda, no se pierde en tantas disquisiciones y hará todo lo posible por no participar de la fiesta aunque esté invitado. Sus únicas dudas afectan a la zona de creación, donde el canterano Oubiña podría hacer pareja con el ex rayista Iriney. Giovanella no estará presente por la muerte de su padre. Hay otras caras interesantes: Placente (ex del Leverkusen), Núñez (ex del Madrid y del Liverpool) o Baiano (ex del Málaga). Entre los clásicos destacan el central Sergio, el gran Gustavo López y el más reciente Canobbio. Buen equipo, pero aparentemente frágil. Algo parecido se podría decir de su entrenador, Fernando Vázquez. El gallego ha podido trabajar estas dos semanas con toda su plantilla, salvo Contreras.

Pero volvamos a Robinho. Desde la llegada de Ronaldo no ha habido ningún futbolista capaz de generar tanta expectación en el Bernabéu. Es como si su aparición hubiera resuelto de un plumazo todos los problemas del equipo, los de la pasada campaña y los de la reciente pretemporada y aunque eso es un espejismo, es cierto que su presencia reactiva a sus compañeros, se vio en el Carranza. Si bien las perlas que dejó en Cádiz fueron prueba de su enorme talento, nos queda por ver su despliegue en un partido entero, su habilidad para afrontarlo desde el primer minuto ante defensas ya advertidos.

Todo es un descubrimiento, Robinho y su influencia en todo lo que le rodea, el centro del campo del Madrid, la solvencia del Celta para defenderse primero y atacar después, la reacción del Bernabéu, entregado a su nuevo genio aún antes de que se enciendan los focos.

Quizá Luxemburgo, cuando meditó su suplencia, pensó en dosificar la ilusión, en racionarla. Así se aseguraba un as en la manga y evitaba cualquier posible decepción. Pero hay mareas incontenibles. Y Robinho desborda. Una de sus bicicletas hará vibrar el Bernabéu, un regate lo pondrá patas arriba. Y un gol...