"Y al octavo día Dios creó el Cádiz"

Michael Robinson

"Y al octavo día Dios creó el Cádiz"

"Y al octavo día Dios creó el Cádiz"

felipe sevilano

Michael Robinson vive hoy su domingo más especial. Es consejero del Cádiz, tiene una peña a su nombre en Olvera (donde una vez hubo un perro verde), y será el comentarista del partido que enfrentará a su equipo con el Real Madrid, en Canal+. Ojito Luxemburgo, que está en racha: su otro amor, el Liverpool, se proclamó el pasado viernes Supercampeón de Europa en Mónaco.

¿Pero usted, cómo es del Cádiz?

En el campo del Xerez, cuando el ascenso, un grupo de cadistas colgó una pancarta que decía "¡Árbitro, guapetón!" El que se acerca al Cádiz queda atrapado para siempre. Hay más cosas, claro. La más importante, que creo firmemente que soy gaditano.

¿Usted, el famoso Guiri?

Sí, yo. Gaditano y probablemente del barrio de la Viña. Mire: hace unos años me entretuve en buscar a mis antepasados y llegué hasta 1735, allá en el condado de Cork. Todo el que nace allí es pelirrojo, blanco y con pecas, excepto un dos por ciento que es moreno. Yo pertenezco a ese grupo, que sin duda desciende de la Armada Invencible, de los españoles que naufragaron y sobrevivieron. Como sabe, la mayoría salió de Finisterre y Cádiz y, bueno, como soy capaz de tomar decisiones pienso que no tengo que ver con los gallegos, luego mis raíces son gaditanas. No fue casual que el primer día que pisé la ciudad me enamoré de ella y de sus gentes. Hay otros datos que explican que me viera empujado hacia Cádiz, claro.

¿Por ejemplo?

Que el director general de la SER entonces fuera Augusto Delkader, hijo predilecto de la ciudad. O que el primer partido que me encargó Alfredo Relaño cuando me fichó para Canal+ fue un Cádiz-Zaragoza. Sentí tales emociones que reafirmé que sí, que soy del barrio de La Viña: no lo puedo demostrar, pero tampoco nadie puede certificar lo contrario.

Ese Cádiz-Zaragoza sería entrando los 90.

Justamente. Empezaba a jugar Kiko, por más señas. Aquella tarde empezó como suplente, salió y provocó un penalti, marcó un gol y ganó el Cádiz por 2-1. El presidente Manuel de Irigoyen gritaba en el palco "¡la solución es Kiko, la solución es Kiko!" ¡Qué bendita locura!

Pero usted se había enfrentado ya al Cádiz con Osasuna.

Sí, pues yo llegué a España el día de Reyes de 1987. Recuerdo que cogí el periódico para saber cosas de mi nuevo equipo, pues me habían dicho que tenía problemas de permanencia. Miré la tabla y me tranquilicé: el último era el Cádiz, pero tan último que para encontrarlo había que darle la vuelta a la página del AS. No había ganado fuera de casa y su cantidad de puntos era miserable. Al poco tiempo descubrí al Mágico González, lo más grande que he visto en mi vida, a Cabrera, Mejías jugaba muy bien... Era inexplicable que estuvieran tan mal. Pero en estas que apareció Irigoyen y aprovechando que la Federación aprobó la ampliación de la Liga a 20 equipos y que, en contra de lo establecido, bajaría sólo el último clasificado y no los tres de cola, se levantó en armas.

Ya. Porque el último era el Cádiz.

¡El último de la Liga regular y el último del play off de los de abajo! Porque recordarán que primero se jugó la Liga normal, por así decirlo, y luego se dividió en tres play offs. ¡Pues siempre acabó último el Cádiz! La teoría de Irigoyen fue que si hubiera sabido desde el inicio de temporada que acabando penúltimo valía para permanecer no habrían tirado la toalla, cosa que, insistía, habían hecho desde febrero al ver imposible la permanencia. Acabó sacándose otro play off de la manga entre los tres últimos y el primer partido fue un Racing-Cádiz que acabó con el primer triunfo amarillo lejos de Carranza desde que Adán se comió la manzana. El invento acabó con el descenso... ¡del Racing!

Es una de las páginas más memorables de la historia de nuestro fútbol.

Eso sólo se le pudo ocurrir a un señor de Cádiz.

Más tarde, el club le impuso a usted la insignia de oro y brillantes por lo bien que les trataba en El Día Después.

Eso fue en 1993 y en Osasuna me llamaban chaquetero por habermeconvertido al cadismo. ¡Es una fascinación, me defendía! Tras aquella distinción me enrolé en la Asociación de los Reyes Magos, a través de la cual unos empresarios consiguen que ningún niño gaditano se quede sin juguetes. Un día, se les ocurrió ponerle mi nombre a la escuela municipal de fútbol y otro nos encontramos que en 48 horas alguien daba un paso al frente o el Cádiz desaparecía. Entonces acudió al rescate el grupo de Antonio Muñoz, el actual presidente del club. Para hacérselo corto y respetar a los ausentes, mi querido Jesús Gil y otros: si estaría mal el Cádiz que PP y PSOE se peleaban y se siguen peleando para ayudarle. ¡Es algo único! En la tarea ha participado mucha gente, debemos dar las gracias a Teófila Martínez, la alcaldesa, a Francisco Cabaña, presidente de la Diputación, a muchísimos más, pero si existe el Cádiz CF es gracias a Antonio Muñoz.

¿Y lo de esta noche?

Comentaré desde la más exquisita neutralidad, pero mentiría si dijera que no quiero que gane el Cádiz: espero y deseo que así suceda. Dicho esto, añado que como buen amante del fútbol, el que no aprecie lo que representa el Real Madrid en la historia universal del fútbol es un idiota.

Contundente.

Una de las cosas que más me emocionaron de la final de la Copa de Europa fue que un señor italiano que lleva a sus hijos al colegio de mi hija me dijo: disfruté muchísimo y más al saber que un ex jugador del Liverpool me la contaba. Me recordó que yo había dicho frases como "el Milán nos está dando una lección de fútbol" y que en la semifinal con el Chelsea exclamé: "¡el Liverpool juega como una banda de torpes en el medio del campo!" No, mire, yo tengo el privilegio de invadir los hogares de la gente, de llegar hasta sus salas de estar, y si un día les llego a mentir no serviré ya para nada. En este momento, el consejero delegado de mi empresa deberá despedirme. No soy un farsante y deseo con toda mi alma que el Cádiz gane hoy... ¡y me sorprenderá que no lo haga!

Es que volver a Primera y contra el Madrid

¡No siga! Que en nuestra 'romantizada' de estos cuatro años de directiva, el club más universal juegue un partido de verdad en Carranza es muchísimo más de lo que podíamos imaginar. Me imagino ahora el orgullo que debió sentir Jorge Valdano el día que la Juventus se presentó en Tenerife para eso, para jugar un partido de verdad.

¿Irá a la comida de directivas junto a Florentino o eso ya le parece demasiado?

No iré porque para mí el de hoy es un día de trabajo. Hay otros que vivirán por mí esta fiesta, toda esa gente con la que comparto este sentimiento, a la que el día del ascenso les dije convencido que al octavo día, Dios creó el Cádiz. Esa gente que me abraza y me da las gracias por ser del Cádiz y yo les devuelvo el abrazo y la misma gratitud. No le engaño si le digo que el ascenso a Primera ha sido la mayor alegría futbolística de mi vida.

¿Más que cuando le fichó el Liverpool?

Es incomparable. Entonces eres joven, sólo piensas en jugar, en triunfar, no has llegado a adquirir la conciencia social que entre mi padre y el propio Liverpool me transmitieron. Ahora veo a los jugadores y a la afición como parte de una familia a la que pertenezco. Está el caso de Armando: fíjense en él esta noche, pues es posible que se le escapen unas lágrimas antes del partido. Él estaba en el Cádiz de los encierros en el vestuario, el que parecía sin salida. Y se moría por jugar en Segunda de amarillo. ¡Hoy lo va a hacer en Primera y contra el Madrid! Dice Florentino que el Madrid es patrimonio de la Humanidad y yo añado que el Cádiz, quizá no, pero la ciudad sí porque es la más antigua del mundo occidental.

¿El equipo es el que pensaban tener?

Sí. El equipo es parte de un proyecto que, en nuestro caso, se adelantó tres años. Ni en broma nos planteamos llegar a Primera con una etapa de solo dos temporadas en Segunda A. Ya el ascenso desde Segunda B fue más rápido de lo que planeábamos. Por eso, cuando se trató de buscar un recambio para José González, que se fue al Albacete, pensamos en Víctor Espárrago. En un hombre que hiciera de padre para una plantilla a la que todo le estaba viniendo de cara, también para nosotros. Recuerdo que la noche del ascenso en Jerez, el mismo Víctor me habló sobre esto. Debemos estar preparados por si un día cambia el viento. A Espárrago le sorprendió que le llamáramos pues llevaba seis años sin entrenar. Un día su esposa me dio las gracias y yo le contesté que no, que éramos nosotros los que debíamos estar agradecidos.

También a Oli, entre otros.

Nunca olvidaré cómo lo fichamos. Una noche estaba tomando unas copas Y sonó mi teléfono. "¿Robinson? Soy Oli", me dijo. ¿Qué Oli?, le pregunté. "Pues yo, Oli, el asturiano: ¿por qué no me fichas? Tengo una oferta de Lillo para el Ciudad de Murcia pero me gustaría jugar en el Cádiz". Lo arreglamos a los pocos días y fue fantástico: es una persona que contagia alegría, amor al fútbol, es un ejemplo para los jóvenes, un grande. Todavía nos reímos Alberto Benito, el secretario técnico, y yo cuando lo recordamos. ¡Ah, Alberto! Después de la decisión de comprar el club, ficharle fue la más importante en la vida del club. Como futbolista, hubiese sido el mejor del mundo si no existieran las porterías. Pero como técnico Por él y por un montón de gente, el Cádiz debe ganar esta tarde.

Aunque sea por la mínima.

¡Sería suficiente!