El pinganillo despierta críticas y escepticismo

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El pinganillo despierta críticas y escepticismo

El pinganillo despierta críticas y escepticismo

jesús aguilera

Durante el Trofeo Bernabéu, Luxemburgo se comunicó con Raúl mediante un 'walkie' que estaba en conexión con un auricular que el capitán llevaba colocado en el oído derecho. Aunque el invento no es nuevo, se utilizó por primera vez en el fútbol español. La polémica está servida porque no existe una legislación clara al respecto.

En la resaca del Trofeo Bernabéu no se habla de los cinco goles que consiguió el Madrid ni de la inspiración de Ronaldo ni de la resurrección de Woodgate, ni siquiera del actor que se coló en la foto. Se habla del pinganillo de Raúl. Esa es la primera consecuencia del invento: ha devorado el partido.

Con el foco centrado en lo accesorio, los comentarios sobre el pinganillo han sido mayoritariamente críticos. Los puristas lo consideran una extravagancia y hasta las mentes más abiertas dudan de su utilidad y apuestan por el desquiciamiento del futbolista-receptor. Los peor intencionados sugieren que portar el pinganillo es la única forma de reforzar la amenazada titularidad del capitán Raúl.

A pesar de todo, Luxemburgo considera que "no hay que cambiar el fútbol en reglas, sino en tecnología" y por ello es firme partidario de su uso para preparar los encuentros. Si la pasada temporada utilizó un walkie para comunicarse con el segundo entrenador, situado en la parte alta del estadio, el siguiente paso no podía ser otro que utilizar esa información para corregir el movimiento de sus jugadores en vivo y en directo. Así lo hizo en Brasil hasta que la Confederación brasileña se lo prohibió.

La ley.

Pero Luxa insiste y se escuda en que la FIFA no ha legislado en contra. Y lo cierto es que la norma no contempla el caso. Según informa Efe, el artículo 4 de las Reglas del Juego, revisadas el pasado febrero por la International Board, dice: "Los jugadores no utilizarán ningún equipamiento ni llevarán ningún objeto que sea peligroso para ellos mismos o para los demás (incluido cualquier tipo de joyas)". ¿Puede causar el pinganillo algún daño físico además del indudable perjuicio mental? No se sabe.

La Federación Internacional aclara en su circular 750 de la FIFA, de 10-4-2001, que "se deja al libre albedrío del árbitro la decisión final sobre la seguridad del equipamiento de los jugadores; la International Board espera que tengan muy en cuenta la nueva tecnología y las nuevas normas de seguridad del diseño de gafas...". La UEFA no hace mención al asunto.

En España, la Liga de Fútbol Profesional repite el texto de la FIFA en el artículo IV, aunque, como novedad, añade una lista de objetos que considera peligrosos: "Pendientes, anillos y piercings (no pierden su peligrosidad por vendarlos); escayolas y férulas que no estén debidamente acolchadas...". Pero ni rastro de los pinganillos. Curiosamente, la LFP, en su web, dispone de un apartado de dudas y preguntas. Una de las cuestiones que se plantean es si está permitida la comunicación por radio entre los jugadores y el equipo técnico. La respuesta es un "no", sin mayores explicaciones.

Que el pinganillo vive de la indefinición jurídica lo demuestra el hecho de que en enero de 2004, el portero del Genk, el belga Jam Moons, jugó un partido de Liga con un sistema similar. El presidente de la Federación Belga indicó que nada en el Reglamento impedía su uso. El guardameta se quejó de que los móviles del público provocaban interferencias.

Como se ve, el pinganillo no siempre funciona. Se ha comprobado en el Fútbol Americano, fuente de inspiración de los innovadores. Cuando la afición local descubre que el técnico visitante da órdenes por radio comienza a vociferar. Algunos equipos han dejado de utilizar el sistema por ese motivo. Y no sería extraño que el ejemplo cundiera en las aficiones futbolísticas.

La pelota (o el pinganillo) está ahora en el tejado de la Federación y la LFP, que deberán pronunciarse sobre la legalidad o no del Luxófono.