El barrio de Trafford de Manchester atraviesa por las horas más tensas de su historia. Sir Matt Busby se revuelve en su tumba al ver barricadas instaldas en la calle que lleva su nombre, aquella que flanquea el estadio de su United por el Sur. Quinientos aficionados de los red devils bloquean el paso a los nuevos propietarios del club que aman, aquel que siempre debió pertenecer al hincha y nunca al multimillonario Malcolm Glazer.

Esta fue la estampa de Old Trafford y sus alrededores la noche del pasado miércoles. Joel, Avi y Bryan, hijos del magnate yanqui, tuvieron que recurrir a más de cien policías para visitar por primera vez el que es el templo del ManU y de todos sus adeptos y éstos respondieron con resistencia desmedida. En contraposición a lo que sucedió en Londres, cuando Roman Abramovich tomó el poder en el Chelsea, a Malcolm Glazer le costará hacerse con el corazón del United. Bajo gritos de Muere, Glazer, muere, sus hijos comprobaron que el propietario de los Tampa Bay Buccaneers no encontrará la misma aceptación en su apuesta por el balón esférico.

"Esta familia es nuestra enemiga y siempre lo será. Nos repugna todo aquello que se relacione con los Glazer", explicó Sean Bones, vicepresidente del grupo privado de accionistas Shareholders United. "Que se prepare su papá, que esto es sólo el comienzo de lo que le espera en cada partido que juguemos en casa", advirtió a AS Harry Brennan, quien dice seguir al United desde que "llevaba pañales".

Regresaron. Pero, lejos de asustarse, Joel, Avi y Bryan volvieron ayer a Old Trafford. Lo hicieron de puntillas, a las 7:45 y con muy poca policía presente. A las 10:00 se reunieron con miembros del personal de la entidad y poco después organizaron una charla con Bobby Charlton. Tras todos los trámites, de vuelta a Florida por la noche, con el susto en el cuerpo. Esta tarde se espera una aparición de Joel Glazer en MUTV, la televisión de pago del United. Los aficionados esperan impacientes sus palabras. Después, actuarán. Palabra de red devil.