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Liga de Campeones | Liverpool

Benítez: el triunfador silencioso

Paco Lloret, prestigioso periodista de Canal Nou, ha editado recientemente el libro 'Rafa Benítez, radiografia de un entrenador' (Engloba). Narra con precisión periodística la trayectoria del entrenador que acaba de devolverle la Copa de Europa al Liverpool. Desde cómo empezó su relación con la pelota y con el juego hasta cómo llegó a la élite de los banquillos. En el libro se descubren los obstáculos que tiene que superar un entrenador para llegar a lo más alto. La relación con el vestuario y los dirigentes, los códigos que se manejan y, sobre todo, la toma de decisiones que llevan al éxito.

Ladislao J. Moñino
Actualizado a
Licenciado en Educación Física, Mateos le dio su primera oportunidad y por Valdano se fue del Madrid

Según narra Paco Lloret en Rafa Benítez, radiografía de un entrenador, el hombre que ha devuelto la Copa de Europa a Anfield no sólo tenía alma de entrenador cuando aspiraba a futbolista, su propia personalidad contenía el perfil de técnico en el que más tarde se convertiría: orden, método, disciplina, profesionalidad, meticulosidad y trabajo, mucho trabajo.

"(...) En el recuerdo quedan algunos partidos legendarios en competiciones europeas presenciados a vista de pájaro, una épica remontada ante el Derby County inglés, la admiración levantada por el mítico Borussia Moenchengladbach de Vogts, Bonhoff, Stielike, Simonsen y Heynckes de figuras. Una galería de imágenes que se quedan incrustadas en la memoria de un joven que va para futbolista, pero que piensa como entrenador. Descifra los movimientos y analiza las tácticas, interpreta a los jugadores y saca sus conclusiones. Le gusta corregir y mejorar. Con catorce años ya prepara informes y puntúa a los jugadores según su rendimiento (...)".

Una lesión de ligamentos con la Selección española universitaria obligó a Benítez a volcarse más con las notas y la pizarra que con la práctica del juego como futbolista de élite. Tuvo que abandonar por primera vez el Real Madrid para seguir jugando en el Parla y un año en el Linares, club en el que el mítico Enrique Mateos le convirtió en una especie de jugador-ayudante. Fue su última temporada como jugador. "(...) Benítez, con la anuencia del técnico, desempeñaba funciones de ayudante, dirigía el trabajo físico en los entrenamientos y se encargaba de organizar los calentamientos con sus compañeros. Ya tenía la licenciatura de en Educación Física, por lo que estaba más que capacitado (...)".

Recomendado por Fernando Mata, por entonces preparador físico del Real Madrid y amigo personal, recomendó su ingreso como técnico del juvenil B del Castilla. Ahí empezó a labrarse su prestigio como entrenador dentro del Real Madrid, que le promocionó hasta darle las riendas del filial, incluido un paso breve como ayudante de Del Bosque tras la destitución de Benito Floro. El periodo al frente del Real Madrid B y sus divergencias futbolísticas con Jorge Valdano propiciaron su segunda salida del Real Madrid

"(...) El Madrid, harto de perder Ligas en Tenerife, decide contratar al artífice de sus suplicios canarios y ficha a Jorge Valdano como entrenador para la siguiente temporada con el objetivo de romper la hegemonía barcelonista. Benítez regresa al filial, en Segunda División. Será su último año en el Real Madrid, una temporada marcada por una difícil convivencia con el entrenador del primer equipo. (...)"

"(...) Las recomendaciones de alinear a determinados jugadores como Sandro -un centrocampista canario de clase pero inconsistente según la apreciación de Benítez- y Paco Sanz, jugador limitado a suspender, pero en el que concurría el hecho de ser hijo del -por entonces vicepresidente Lorenzo Sanz y años más tarde presidente- colman sus dosis de paciencia, las discrepancias con Valdano se hacen insalvables. (...)".

"(...) En el fondo del asunto surgen unas sustanciales diferencias en torno a su concepción del fútbol. Valdano ve en Sandro un futbolista al que conviene liberar de ataduras tácticas para que se divierta dé rienda suelta a sus innegables dotes creativas mientras que Benítez le exige mayor sacrificio. En Paco Sanz algunos quieren ver al heredero de Míchel, teoría no compartida por Rafa. Atrás han quedado años de buena sintonía personal entre ambos técnicos. El entrenador argentino había consultado en alguna ocasión los excelentes trabajos desarrollados por Benítez, cuya reputación de estudiante aplicado y técnico de impecable formación le proporcionan cierto prestigio. Benítez asume que ha llegado la hora de volar por libre. Ante el panorama que le rodea decide desvincularse de la entidad. (...)".

Consagración. El Valladolid le eligió y debutó en Primera en septiembre de 1995, en una experiencia efímera. Al igual que la de Osasuna la temporada siguiente y en Segunda División. Fue en Almendralejo, con el Extremadura, cuando aquel prestigio que tenía de entrenador estudioso y sabelotodo empezó a corresponderle con resultados. Ascendió al Extremadura a Primera en la temporada 97-98, aunque no pudo lograr que se mantuviera. Tras un año sabático, se hace cargo del Tenerife y logra su segundo ascenso a Primera. Aquella temporada 00-01 fue la de su lanzamiento definitivo porque el Valencia puso sus ojos en él.

"(...) ¿Tú tienes agallas para entrenar al Valencia?, le espetó Subirats. Claro que sí, valor hay que tener para entrenar al Tenerife (...)". En su primer año en Valencia gana la Liga. Estuvo virtualmente destituido cuando el Valencia perdía 2-0 al descanso en Montjuïc. Su equipo terminó imponiéndose e inició una carrera imparable que devolvió al Valencia el titulo liguero treinta y un años después. Sin embargo, sacó a relucir su perfil perfeccionista y previsor para evitar que el club y los jugadores murieran de éxito y ahí se gestó el germen de sus problemas en el Valencia.

El tiempo le dio la razón y ni hubo renovación de título liguero ni plaza para la Champions. Las grietas con parte del vestuario y con el secretario técnico, García Pitarch, se abrieron cada vez más, aunque no impidieron que el Valencia firmara su mejor temporada de la historia volviendo a ganar la Liga y conquistando la UEFA. No obstante, Benítez nunca se calló. "(...) He pedido una mesa y me han traído una lámpara (...)", dijo sobre los fichajes de Canobbio y Oliveira. Esto, junto a la dilación de la ampliación de su contrato, le llevó a dejar el Valencia, pese al intento desesperado del nuevo accionista mayoritario, Juan Bautista Soler. "(...) He trabajado con un 150 por ciento de presión y he exigido a la plantilla por encima de sus posibilidades. Otro año así es insoportable para mí y para los jugadores (...)".

Le esperaba Anfield, la mística y la gloria.