Último tango en Madrid

Primera | Real Madrid - Barcelona

Último tango en Madrid

Último tango en Madrid

carlos martínez

Ronaldinho y Puyol, a tiempo. Ronie y Owen, ataque del Madrid.

Se ha levantado sobre el partido de hoy una expectación inmensa, nunca vista desde que Florentino Pérez es presidente, al menos eso aseguran desde el club, donde se han multiplicado las peticiones de entradas. Y no nace ese interés de una Liga apretada (no es el caso), ni creo que tampoco de la esperanza de que pueda estarla si vence el Madrid, pues son muy pocos los que confían en la remontada total, ya que son igual de escasos los que apuestan por un Madrid sin fallo en los siete encuentros restantes.

¿Qué ocurre entonces? Tal vez, y esto sólo es una hipótesis, exista entre los aficionados madridistas la sensación de que ese grupo conocido como los galácticos puede ofrecer esta tarde su último concierto en el Santiago Bernabéu. Fue ante el Barça, yo estaba allí.

Condicionantes.

El partido se presenta con favoritismo menguante del Barcelona, y me explicaré. Aunque se trata del equipo que mejor fútbol ha hecho durante la Liga, en los últimos tiempos parece sostenido por acciones aisladas de sus cracks o por las decisiones de los árbitros, que, en contra de lo que se dice, son gente muy sensible al buen juego.

A eso hay que añadir la incertidumbre sobre el estado de forma de Ronaldinho y Puyol (dudas hasta última hora, aunque viajaron con el equipo azulgrana), además de la importantísima baja de Deco. Y por si esto no fuera suficiente, se detecta en el barcelonismo una cierta relajación, como si el encuentro no inquietara en exceso, nueve puntos de ventaja.

Para el Madrid es el partido de la redención y de él depende la magnitud de la revolución que se avecina. Caso de ganar, el equipo se situaría a seis puntos y prolongaría la incertidumbre sobre el campeonato al menos siete días más, y es hasta posible que con esa emoción maquillara una temporada que está siendo decididamente mala, salvo milagro final con ángeles y trompetas. Sobre la derrota se escribiría la lápida deportiva de los galácticos y el empate sería, como siempre, el resultado de las excusas.

En el equipo titular de Luxemburgo se espera que se confirme hoy la ausencia de Figo, cuyo puesto solemos decir que lo ocupará Owen, aunque yo entiendo más bien que lo okupa Raúl. Zidane jugará de enganche y Gravesen de policía nacional (danés). Recuerdo que Guti y Samuel son baja por sanción. El puesto que deja el central argentino será para Pavón.

En lo que se refiere al Barcelona, las dudas tácticas se centran en la disposición estratégica que muestre el equipo en el Santiago Bernabéu (valiente o conservadora). Para fortuna de Rijkaard, cualquier error se solventa con la simple presencia en el campo de Xavi y Etoo, el cerebro y la pistola de neutrones. Si el camerunés consigue marcar podría haber mensaje al palco madridistas y recuerdo que el chico reivindica con la misma pasión que Escarlata O'Hara en lo alto de la colina.

Sólo falta por hablar de Ronaldo, autor de dos goles desde el 16 de enero y delgado como un silbido. Para él se trata de un encuentro tan significativo como para el defenestrado Figo y, como para el portugués, del resultado del partido, de su rendimiento y de la respuesta que ofrezca hoy el público madridista puede depender que el destino abra o cierre círculo casi donde lo empezó. Junto a Ronie estará el pequeño Owen, muchacho al que trasladaron del colegio británico al instituto desmadre. Pese a lo cual sigue sacando notables. Si hoy decide el clásico, cuando se marche del Real Madrid habrá que ir a despedirlo al aeropuerto.