Fue un bonito cuento chino

Selección | España 3 - China 0

Fue un bonito cuento chino

Fue un bonito cuento chino

España preparó el asalto a Belgrado bajo la lluvia. Golazo de Joaquín. Muy bien De la Peña Torres, de penalti, y Xavi, a lo Deco, abrieron la lata

A servidor le gustan los chinos. Los restaurantes, digo. Tres platos, ocho euros: rollito de primavera, tallarines tres delicias, pollo con almendras y cerveza de Shangai si la hai. El colmo lo tenemos en mi barrio de Barcelona: ¡el cocinero del chino más afamado es argentino! Se llama Néstor, pero se hace llamar Nes-Tór, con espacio entre un golpe de voz y el otro, y acento en el último. Está tan metido en el oficio que se devoró el reportaje que publicó ayer Moñino sobre el protofútbol, el fútbol que se jugó en la China del siglo XXV antes de Cristo, y que sería el primer fútbol de la historia. Por cierto: la foto-mural que ayudaba a ilustrar el trabajo invita a pensar que aquellos protofutbolistas chinos eran mucho más duros de pelar que los futbolistas de ahora: uno le metía la plancha al que llevaba la pelota quien, a su vez, le ponía la mano en la cara al que le atacaba por la izquierda, en preocupante imagen que igual obligó a actuar de oficio al Protocomité de Competición. (Ver página 4 del AS de ayer)

En el restaurante chino del cocinero argentino se siguió el partido de anoche y al descanso sacaban pecho: el equipo español que se la va a jugar el miércoles en Belgrado (sin Raúl) les ganó el parcial con un penalti injusto y un gol en propia puerta: tiró Xavi una falta y marcó a lo Deco, tras desviar la pelota un rival. Un cuento chino tan bonito como lo fue el partido. Hubo un tercer gol, de Pablo, pero lo invalidó Torres, que se puso en fuera de juego. Dio igual, claro. Se trataba de que la gente de Salamanca, animosa y ejemplar, disfrutara bajo el aguacero, y con ella todos en Sábado Santo. ¡Qué Selección esta que allá donde va le acompaña el agua incluso en tiempo de sequía! En Valencia no acabó el partido ante Escocia y lo de ayer fue una bendición para el campo castellano.

Y sí, la gente se divirtió y como Luis afirmó que el partido le dejaría enseñanzas, sí dejó un par de apuntillos molestos: China nos las ganó casi todas por alto en el área de Iker Casillas, que evitó por dos veces el tanto chino, pese a estar defendiendo el saque Puyol, Juanito, Pablo, Del Horno y hasta Albelda. El paradón llegó en el segundo tiempo, ganando Iker el inevitable mano a mano de cada partido. Para él no hay partido tranquilo. Ni contra China. Porque en el Madrid, no les cuento. Otro número espectacular fue que el ataque español cayera en seis fueras de juego ante una defensa con líbero, lo que demostró que a los muchachos les costó meterse en harina de un partido que fue dos en realidad: el que se jugó sin cambios y el que se jugó después de ellos.

De la Peña dirigió muy bien al equipo, metiendo al hueco una buena colección de pases marca de la casa y el arte fue al final cosa de Joaquín. Como jugó todo el partido hay que pensar que su plaza en Belgrado será para el ausente Raúl, aunque uno piense que ambos caben en el equipo y que, por fútbol, el cántabro merece continuar entre los once principales. Pero pinta a eso.

El partido de después del descanso, el de los seis cambios, nos regaló la jugada y el golazo del partido: De la Peña lanzó a Joaquín quien decidió parar, templar y mandarle una vaselina monumental al portero chino que se quedó con el molde. El Helmántico dedicó al gaditano una ovación enorme que repitió poco después cuando el seleccionador lo cambió por Luis García.

El tiempo que coincidieron en el campo Joaquín y Reyes se produjo lo más sugerente del encuentro. Dos extremos abiertos, rivalizando en la carrera y el recorte, con la zaga china achicando agua como podía. Reyes protagonizó la jugada bufa cuando se tiró en el área ante la entrada al bulto de un defensor que no le tocó: creo de verdad que el árbitro portugués pitó penalti, pero ante la sincera, sentida y general protesta de los chinos, el hombre debió pensar que era imposible que aquellos benditos mintieran en bloque y acabó pitando falta contra España y amonestando al de Utrera. Tranqui, Reyes: una jugada así en Belgrado, sería penalti y casi expulsión.

Porque, claro, todo lo de ayer se montó pensando en el partido contra Milosevic y compañía, donde España se juega una buena porción de posibilidades de ir al Mundial por la puerta grande, esto es, como primera de grupo: tenemos dos puntos menos que los serbios y huelga insistir en la diferencia que existe entre ganar o no hacerlo... tras los empates-pifia en Bosnia y Lituania.

El once inicial será el que inició el partido con Raúl y, si acaso, el seleccionador podría mandar a Puyol al centro de la zaga, en detrimento de Juanito o Pablo, y alinear de 2 a Sergio Ramos, que se estrenó ayer como internacional. A Luis le preocupa el juego aéreo de Serbia, que no es el de la Escocia de aquel Joe Jordan ni el Madrid de Santillana, pero sí es cierto que les gusta buscar a Savo Milosevic pues acostumbran a sacar petróleo. Claro que por abajo tienen a Kezman, el delantero del Chelsea, y Aragonés deberá hilar fino a la hora de acertar en lo más importante en su tarea: en la elección de jugadores.

La verdad es que España jugó bien. La España de los jóvenes debutantes o casi (Ramos, Mista, Orbaiz, Pablo, Luis García y demás). La España que llenó en Salamanca. La nueva España de la ilusión. Pues eso: que haya suerte, señores.

La vuelta, quizá en Europa

España devolverá la visita a China en partido con fecha y lugar por decidir, pues podría no disputarse en Pekín, u otra ciudad china, sino en una capital europea.