¿Se examina usted esta noche ante Buffon, con el que siempre le comparan?

No, yo no me tengo que examinar con nadie ni demostrar nada. Cada uno tiene sus cualidades y defectos. Yo soy Iker y sé lo que puedo dar de mí y él es Buffon y conoce sus límites. Pero a la Prensa le gusta compararnos.

¿Cómo definiría a Buffon?

Está entre los cuatro o cinco mejores del mundo, pero el mejor no es él. Tampoco Kahn, ni Dida... ni yo. Esto no es como en los tiempos de Zamora o Yashin. Ahora no hay un número uno.

Hablemos del partido de Delle Alpi de hace dos años. A usted le tiraron cinco veces y le metieron tres goles. Fue una noche complicada para todos...

El problema no fue ese partido, sino que Trezeguet me marcó un gol en el Bernabéu. Teníamos la baja de Makelele, Raúl salía de una apendicitis, Ronaldo estaba casi cojo... Aún así, si Figo mete ese penalti hubiésemos jugado la final. Luego llegó el 3-0 de Nedved y a casa.

¿Ha cambiado esa Juventus?

La Juve, como hace dos años, es un equipo muy sólido y nadie le regalará nada. Juegan a su ritmo y es difícil meterles un gol. Lo triste es que uno de los dos se irá hoy fuera y eso es un palo estando sólo en octavos.

Y más para ustedes tras lo de Mónaco del año pasado.

No podemos fallar. En Champions ya no hay más oportunidades. En Liga no hay nada imposible porque el Barça tiene un calendario complicado y podemos alcanzarles. Aquí es diferente. En noventa minutos te juegas todo y si sigues sabes que hasta la final será un cara o cruz. La Copa de Europa es especial.

Enfrente, Ibrahimovic, un gigante tipo Van Basten que en el Bernabéu se quedó inédito.

En la última Eurocopa fue de los mejores y le metió un golazo a Buffon en un Suecia-Italia. No me fío. La Juve tiene grandes jugadores que intentarán lucirse ante el Madrid por su leyenda.

Decían hace dos años que Del Piero estaba acabado y a ustedes les hundió. Ahora igual.

Es que ante nosotros todos se crecen. Fíjese que Delle Alpi llevaba dos años sin llenarse, justo cuando vinimos nosotros la última vez. Y hoy será igual.

¿Un Juve-Madrid no le recuerda a días grandes como el duelo de Old Trafford en el que Ronie metió tres goles?

A priori sí. También nosotros eliminamos al Bayern el año pasado en octavos y ante el Mónaco todos decían que ya estaba hecho. Y luego, mira... Mejor no pensarlo. No hay nada fácil.

En el 2003 usted jugó con jersey amarillo y pantalón blanco. Rara combinación que dio gafe. ¿Cómo saldrá hoy?

Así no, desde luego. Con mi indumentaria gris de siempre.

¿Notarán la baja de Nedved?

Sí, porque es el motor de la Juve. Siempre te complica y te lo pone difícil. Mejor que no esté.

Siempre hablamos de que con usted y Ronaldo, del Madrid al cielo. Parece que Ronie ya vuelve a ser el de siempre.

Es fácil. Lo de la Prensa es normal. Hace tres días estaba casi acabado y ahora es el mejor. La misión de Ronie es marcar y estamos tranquilos. Para nosotros es fundamental.

Han vuelto Raúl y Zidane. Ya no es como la enfermería de hace dos años.

Estamos todos menos Salgado. Hace dos años las bajas costaron la eliminación.

La Juve juega igual fuera que en casa. No le van a calentar mucho a usted los guantes.

Tenemos que jugar con el resultado de la ida. Si en el 85 vamos 0-0 no vamos a buscarle las cosquillas a Buffon. La clave es marcar un gol y estamos mentalizados. Con Ronie, Raúl, Zidane o Figo no parece tan difícil.

Usted lloró en Glasgow, aunque dos años antes en París ya había ganado otra copa 'con orejas'. ¿Se imagina en Estambul ganando su tercera Champions con sólo 23 años?

Pare, pare. Hay que ir poco a poco, que luego llega el Mónaco y te deja tirado en la carretera. La Décima es un sueño para el que ya habrá tiempo de hablar.

¿Si pierden acaba un ciclo?

Comprendo que del Madrid se habla más y hay que rellenar muchas páginas, pero tenemos que hablar a final de temporada. No tenemos que demostrar nada. Le recuerdo que somos el Madrid. Y eso es mucho.

El viernes se cumple un año del trágico 11-M. ¿Serviría de algo lograr ante la Juve una gran victoria?

Aquello fue durísimo y nos dejó tocados mucho tiempo. Fue al día siguiente del Madrid-Bayern. Me levanté y todo fue miedo. Como mucha gente se dejó la vida y hubo muchos heridos, lo mínimo que podemos hacer un año después es dedicarles la clasificación.

Es buena gente, amigo.

Es lo mínimo. Los futbolistas no podemos vivir de espaldas a la sociedad y eso nos afectó.

Déme un pronóstico.

Quiero regresar con mejor cara que hace dos años. Si pasamos, me da igual si perdemos 5-4.

Dice Raúl que su hijo Jorge lleva una camiseta suya y que es el jugador que más le gusta.

¡Es bueno que el hijo de mi capitán sepa de fútbol! (Sonríe).