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Primera | Real Madrid

Robinho deslumbró en el amistoso de Hong Kong

Lideró a Brasil en su amistoso de Hong Kong y se convirtió en el héroe del encuentro. Dio dos asistencias e inició la jugada de otro de los goles. Jugó como segundo punta, por detrás de Oliveira, pero no paró de moverse por todas las zonas del campo dando una lección con sus desmarques.

Óscar Ribot
Actualizado a
<b>A RITMO DE SAMBA. </b>Robinho es felicitado por sus compañeros después de marcar de cabeza.
agencia

Robinho ya es el nuevo rey de Hong Kong. Un gol, una asistencia, innumerables regates, galopadas interminables y, sobre todo, una cuádruple bicicleta en el minuto 90 provocaron que toda China haya quedado prendada por el juego de esta nueva perla del fútbol mundial. Este Brasil pronto se moverá al ritmo de las caderas de Robinho, próximo galáctico del Madrid. Y si no, al tiempo. Hong Kong no es el rival para medir su capacidad futbolística, pero cada acción de Robinho lleva la firma de un superclase. Es diferente al resto.

El futuro delantero blanco comenzó a presentar sus credenciales cuando en el minuto dos creó la primera oportunidad de gol brasileña con un disparo desde la frontal que se marchó desviado. Un minuto después, un control de espuela y un sombrero levantaron al público, entregado al nuevo crack. En el minuto cinco le anularon un gol por un fuera de juego justo. No se podía hacer más en menos tiempo. El chico se divertía. Creaba paredes, desmarques sin balón, regates en corto y asumía sin temores la movilidad del ataque.

Tras unos primeros instantes en los que Robinho marcaba la pauta del juego de la Penta, le llegó el turno a los mayores. Roberto Carlos, desde el centro del campo, y Ronaldinho, de falta, enviaron dos balones que estuvieron a punto de colarse dentro. El que no falló fue Lucio, que, tras un pase medido de Robinho, marcó de cabeza. Nueve minutos después el propio Roberto marcó el gol de la noche: un obús auténtico por la escuadra.

Cada vez que los aficionados Chinos veían los goles repetidos en los vídeomarcadores volvían a asombrarse: "¡Ooooooooh!". Oliveira, con otro golazo (el balón afeitó el palo), dio fin a la primera mitad.

Hablar del segundo tiempo es hablar de goles y más goles brasileños y de jugadas y más jugadas de Robinho. En el 49, Ronaldinho finalizó en vaselina una asistencia de tacón de la nueva perla del Madrid. Ocho minutos después, de nuevo Oliveira, mandaba a gol una gran jugada de banda entre Robinho y Juninho. Y en el 78 llegó el momento más esperado: gol de Robinho. Tras un mano a mano de Baptista que sacó el portero, la Bestia se giró y vio cómo Robinho venía como un tren de mercancías desde la segunda línea de remate. Le puso un balón medido y Robinho, de fuerte testarazo, no falló. Hong Kong se rendía a los pies de un niño que con sus pedaladas y tabelinhas provocó que el estadio se pareciera más bien a un circo romano. Dos minutos más tarde Alex, de penalti (sobre Baptista), colocaba el 0-7. El 1-7 conseguido por Lee Sze Ming cerraba la fiesta.

Cuando en el minuto 92 parecía que todo estaba acabado, Robinho hizo una bicicleta interminable (cuatro giros por encima del balón) que provocó la ovación de la noche. A pesar de que Ronaldinho se llevó el premio de jugador del partido (se sabía casi de antemano, pues es quien vende), Robinho fue el principal héroe de una noche mágica en china. El héroe de Hong Kong.