El 26 de junio de 1968, Paolo Maldini nacía en Milán. Su padre, Cesare, había levantado cinco años antes la única Copa de Europa que el club rossonero tenía en sus vitrinas. Hoy, a sus 36 años -la edad que tenía su padre cuando él nació-, Paolo cumple dos décadas en Serie A (debutó el 20 de enero de 1985 frente al Udinese). Veinte años han pasado desde que el sueco Nils Liedholm le dijera "calienta" y a él se la acelerara el corazón al saber que por fin iba a compartir defensa con Tassotti, Filippo Galli y Baresi. Comenzaba ahí la época dorada de un Milán que hasta entonces trataba de usted al eterno rival, el Inter. Il Bello Maldini contribuyó a que la historia cambiara, a que el derby lombardo se escribiera con otra tinta.
Lo de Paolo sí que es amor por los colores. Podría decirse que su sangre no es sólo roja, sino rojinegra. "Veinte años en el equipo de mi corazón, de mi padre, de mi ciudad... No puede haber mejor regalo", comentaba el domingo este lateral izquierdo que, curiosamente, comenzó su carrera pegadito a la banda derecha. "Soy diestro, pero después de tantos años jugando en la izquierda casi me he olvidado", reconoce.
Sacchi y Capello. Lo que no ha olvidado son los consejos que le dio su padre, quien fuera líbero del Milán en los años 50 y 60 y que conquistó una Copa de Europa, cuatro ligas italianas y una Copa Latina. Cesare era una institución en el club y muchos dudaban de que Paolo llegara siquiera a ser su sombra. Se equivocaron. No ha habido en las dos últimas décadas un defensa más elegante que Paolo, reconvertido en los últimos tiempos en central, aunque el domingo, frente al Udinese, volvió a la banda izquierda con la entrada en el once titular de Stam.
Tampoco ha habido un jugador que despertara tantas simpatías y el encendido elogio de los técnicos que le tuvieron a sus órdenes. Para muestra, un bot bueno, mejor dos. Arrigo Sacchi, director de fútbol del Real Madrid, ha dicho de él: "Parece un purasangre. Tiene estilo, elegancia, potencia; ¡qué espectáculo!" Y Fabio Capello tampoco regatea elogios: "Paolo Maldini es el mejor defensa del mundo, no hay duda".
Hacen bien al decir "es" y no "fue", porque Paolo es poco menos que incombustible. Sólo Piola (24 años), Zoff (22), Albertosi (21) y Vierchewood (20 años y 7 meses) han jugado más tiempo que él en Primera, donde tiene el récord de partidos (536). Y es el jugador más utilizado por Ancelotti esta temporada (1.620 minutos, por delante de Kaká, con 1.554). Por eso no sabe cuándo se retirará: "Tengo un año más de contrato y existe la posibilidad de renovar un año más", dice Paolo, quien pese a la borrachera de títulos y piropos, no pierde la modestia: "Seré siempre el hijo de Cesare. Y eso es un gran orgullo".
