Robinho enamora a Toni y el Atlético pujará por él

Toni Muñoz ya está en Madrid tras su viaje a Brasil y ha regresado con un nombre entre ceja y ceja: Robinho. El director deportivo ha quedado totalmente prendado con la estrella del Santos y ha convencido a los dirigentes rojiblancos de que merece la pena hacer un gran esfuerzo para fichar al joven delantero, de 20 años, y ya internacional absoluto con la canarinha. El Chelsea está cerca de cerrar su traspaso, para cederle por un año al Benfica. Sin embargo, durante sus conversaciones para el fichaje de Elano, Toni ya informó a los directivos del Santos de su interés en Robinho y estos esperarán a conocer la propuesta atlética.

El director deportivo rojiblanco vio en directo los tres últimos encuentros del Santos, entre ellos su 5-0 al Fluminense donde Robinho marcó dos goles. Evidentemente, le maravilló su ya famosa habilidad en el regate, pero también su capacidad para jugar como extremo por las dos bandas o de segundo delantero. Su club espera obtener por él unos 20 millones de euros, aunque sus grandes relaciones con el Atlético podrían abaratar la operación.

Protegido de Pelé. Robinho es, además, un ídolo para todos los aficionados brasileños. Él mismo ha asegurado en más de una ocasión que juega como vive y así es. Es muy extrovertido y bromista y, sobre el césped, nunca escatima un quiebro o un detalle de clase. Cuando estaba en las categorías inferiores del Santos, con 15 años, Pelé lo vio entrenar e, inmediatamente, se dirigió a él: Me recuerdas a mí. Verte jugar casi me hace llorar. Tres años después, en 2002, él y su compinche Diego, hoy en el Oporto, dieron al equipo de Sao Paulo su primer título nacional desde los tiempos del mito.

Una vida de extrema pobreza

Robinho nació en Sao Vicente, una población muy pobre de las afueras de Sao Paulo. Allí vivía junto a su padre, trabajador en el mantenimiento de las alcantarillas, y su madre, durmiendo los tres en la misma habitación. Creció alimentándose únicamente de arroz y huevos y asegura que no hizo una comida de dos platos hasta que se trasladó a la residencia del Santos, ya con 16 años. Pero su extrema calidad con el balón en los pies ha convertido su débil constitución física en una simple anécdota.