El Dinamo tiene jugadores de once nacionalidades

En contra de lo que sucedía años atrás, los clubes del Este se han convertido en importadores de futbolistas antes que en exportadores. La tendencia cambió hace unos años después de que varios países, como Ucrania, obtuvieran su independencia de Rusia en agosto de 1991. En esos años, primaban más los intereses políticos y sociales que los deportivos, y el grifo del dinero destinado a fomentar el deporte se cortó drásticamente. Será cada vez más difícil ver a Shevchenkos salir de nuestro fútbol, señala una voz autorizada del Dinamo.

Ahora, clubes como el de Kiev tienen que nutrirse de futbolistas de los Balcanes, o de Brasil y Argentina, donde encuentran jóvenes promesas, ya formadas como futbolistas, que pueden dejar gran cantidad de dinero en sus arcas en caso de que algún grande se fije en ellos. También han aparecido personajes como Gregorio Surkis, presidente del Dinamo de Kiev, magnate de la metalurgia y antiguo presidente de la Federación Ucraniana de fútbol y actual parlamentario del Gobierno, que utilizan sus influencias y poderío económico, al estilo Abramovich, para moverse en el mundo del fútbol y generar más riqueza.

En concreto, el Dinamo de Kiev tiene 16 jugadores foráneos en sus filas (de once nacionalidades diferentes, más un argentino, Roberto Nani, que juega cedido en el Almería). Una auténtica Torre de Babel que necesita incluso de un intérprete permanente, Boris Istchenko, que habla cinco idiomas. Tres brasileños, dos bielorrusos, dos serbios, dos rumanos, dos croatas, un búlgaro, un uzbeko, un letón, un marroquí y un nigeriano... y tan sólo dos ucranios en el once titular de hoy (Shovkovsky y Husyev).

La Champions como riqueza

Otra de las razones por las que los equipos ucranios fichan a muchos extranjeros, sobre todo de Brasil y Argentina, es para aumentar el nivel de sus equipos y asegurarse así estar en la Champions League. Los contratos de las entidades con las televisiones nacionales para retransmitir la Liga son paupérrimos y su gran fuente de financiación son los que alcanzan con la UEFA por transmitir la Champions. Algo parecido sucede con el Shaktar, el otro equipo ucranio que juega la Liga de Campeones, que tiene cinco rumanos, dos brasileños y tres yugoslavos, entre otros foráneos.

Buena comunicación

Según algunos jugadores, poco importan los diferentes idiomas que se hablan en el vestuario si en el campo hay buena comunicación. En la dura sesión del Dinamo ayer en el Bernabéu, los jugadores dieron buena muestra de ello.