Vaya por Dios, lo que fue a decir Luis Aragonés. Igual le da lo mismo, pero Inglaterra quedó ayer boquiabierta al oír las palabras que acompañaron su habitual y poco ortodoxo método de entrenamiento o ejercicio de motivación (o lo que fuera) con José Antonio Reyes: ¡Reyes, Ven! Al negro dígale que juegue por su cuenta. Dígale al negro: ¡Soy mejor que usted! ¡Me cago en su puta madre negro de mierda! ¡Soy mejor que usted!
El negro de m..., como después se encargó de confirmar el propio Reyes en conferencia de prensa y como no desmentiría Luis por la tarde, no era un jugador belga de los que se va a encontrar el equipo español el sábado, sino el compañero de ataque del jugador sevillano en el Arsenal, ése con el que se está jugando el título de máximo goleador en la Premier: Reyes lleva seis goles y el otro, siete: se llama Henry y es francés.
Reyes se reía, intentaba mirar al suelo para que Luis no viera que se lo estaba tomando a cachondeo. El jugador del Arsenal igual hasta se preguntó qué iban a opinar sus compañeros de equipo Vieira, Lauren, Campbell, Traore, Clichy, Gilberto Silva y el propio Thierry Henry cuando les cuente la historia completa de vuelta a Londres, algo que se espera ocurra dentro de una semana, justo después del parón liguero.
Pero la realidad es que no hará falta que Reyes les llame, o que espere a encontrárselos en un entrenamiento. Los diarios de hoy, especialmente los sensacionalistas, se ensañan con el lapsus lingue que cometió El Sabio de Hortaleza. Ayer en el Mirror, los jefes de edición se preguntaban si era mejor titular Ataque Racista A Henry o A Henry le llaman negro de mierda. El resto de rotativos se mostraban igualmente sorprendidos por la infeliz expresión de Aragonés y cuando se les intentaba explicar que, hombre, son cosas que se dicen en privado, nunca se imaginó Luis que iban a salir por la tele, la respuesta fue ayer la misma: mejor que no lo hubiera dicho.
Cuando Ron Atkinson llamó por televisión vago negro de mierda a Marcel Desailly tras un encuentro del Chelsea, el ex preparador del Manchester United y del Atlético de Madrid pensaba que el micrófono estaba cerrado, pero desgraciadamente para él, no era así. Sus palabras salieron al aire y Atkinson fue despedido fulminantemente, al día siguiente de sus palabras. Ron intentó explicar que él hizo debutar a un montón de jugadores de color, incluido Laurie Cunningham (a Cunningham le fichó el Madrid por 125 millones de pesetas de finales de los 70, el desembolso más caro de los blancos hasta ese momento), pero de nada sirvió. Hoy vive en las catacumbas de los medios de comunicación, desde donde apenas si se le oye.
Y es que en Inglaterra son muy serios con esto de las razas, políticamente correctos hasta el extremo, que es otra manera de ocultar los defectos de uno: Los diarios están escritos mayormente por blancos y no quieren que se les acuse de racistas, así que no dejan títere con cabeza si alguien mete la pata a lo Atkinson, afirma un periodista que prefiere el anonimato. Otro reportero va más alla. Al criticar un comentario racista, aunque sea en privado, lo que hacemos es ocultar que este país es todavía una nación racista.
El caso es que las radios principales del país (BBC Radio 5 Live, Talksport) y los tabloides (Sun, Mirror) contactaron a periodistas de este diario en busca de una explicación. La que lió ayer Luis.
