Mañana de gala en el Palacio del Pardo de Madrid. La Familia Real en pleno -el Rey y la Reina, los Príncipes de Asturias, los Duques de Lugo y los de Palma- rindió su homenaje anual al deporte español. Con mucha devoción, como acostumbra. Don Juan Carlos entregó los Premios Nacionales 2003 y las medallas y placas de la Real Orden del Mérito Deportivo, en total 109 galardones para los más granado del deporte español: atletas, selecciones, clubes, entidades, dirigentes, entrenadores...
El Rey hizo un nuevo guiño al deporte, su ojito derecho, al afirmar que la sociedad española tiene contraída una deuda de gratitud con los deportistas. Nos han hecho felices con sus victorias o, aún cuando no haya podido ser así, por haber ofrecido siempre lo mejor de sí mismos. El monarca habló del deporte como una magnífica escuela de formación para la vida, con una dimensión educativa de gran valor. En el plano colectivo, es uno de los elementos que mejor define a la sociedad moderna y desempeña un papel como factor de integración.
Alabanzas previas a una entrega que se desarrolló con fluidez y en la que Juan Carlos Ferrero, el Mosquito de Ontinyent, fue la estrella. El más aplaudido y, para colmo, acabó con doblete. Primero recogió la medalla de oro de la Real Orden del Mérito Deportivo y, después, más aplausos, por supuesto, con el regusto dulce del triunfo ante Francia en las semifinales de la Copa Davis, se llevó el Premio Don Felipe de Borbón al mejor deportista patrio en 2003, su año mágico hasta la fecha. Entonces, y tras acceder a la final del US Open, se coronó como número uno del tenis mundial. Pelotazo. Este año, en cambio, no anda tan fuerte, pero la Copa Davis puede volver a entronizar a la Armada española con él de capitán general. Estados Unidos aguarda y afila armas, o saque, como prefieran. La final llegará en dos meses; a por ellos grita ya Ferrero.
Por El Pardo andaba también Ronaldo. No crean que pasó inadvertido, y menos cogido del brazo de su flamante novia, Daniella Cicarelli, con la que se casará en enero próximo. Levantó expectación, para variar, y puso el toque picante al cruzar palabras, que no armas, con Joan Laporta, presidente del Barcelona. Descartó entre risas que el dirigente azulgrana le pasara una servilleta llena de ceros. Lo que sí hizo Laporta fue piropear al astro brasileño: Es un grandísimo jugador y a muchos clubes les gustaría tenerlo en sus filas, a pesar de que ahora no esté consiguiendo muchos goles. Sin embargo, seguro que volverá a marcar. Es un jugadorazo.
Con el deporte de boca en boca, los Juegos Olímpicos de 2012 y la candidatura de Madrid fue tema de conversación en los corrillos. El propio Rey, en su discurso, mostró su firme apoyo al proyecto. La Familia Real pertenece a la familia olímpica. La Corona manifiesta sus mejores deseos de éxito al proyecto madrileño. Alberto Ruiz-Gallardón, alcalde de Madrid, agradeció las palabras del monarca y recogió la Copa Stadium, que premia a Madrid 2012 por su promoción y fomento del deporte.
