"Nunca perderé la sonrisa"

Primera | Real Madrid

"Nunca perderé la sonrisa"

"Nunca perderé la sonrisa"

jesús aguilera

Roberto Carlos, feliz después de su reconciliación con la afición

Roberto Carlos respiró el martes una bocanada de optimismo y alegría en el Santiago Bernabéu después de marcar el cuarto gol del partido. Significó su reencuentro con la afición, cambiar los pitos por los aplausos en décimas de segundo. No ganó ningún título, pero será un partido especial. Lo que parecía un divorcio con papeles firmados se convirtió en una reconciliación en toda regla. Siempre he intentado que la gente esté contenta conmigo. Llevo ocho años aquí y siempre recibí cariño. Pero pase lo que pase nunca perderé la sonrisa.

Después del partido contra Osasuna, donde fue el jugador más abucheado, decidió dejar de hablar. No se sentía bien y era algo que quería superar con sus amigos y en soledad. Le gusta eso de hablar en el campo aunque también lo haga fuera de él. Habló con Canal +, con El Larguero de la SER y ayer con AS. Escueto, tranquilo y midiendo cada palabra que pronunciaba porque pretende mantener la línea de no hablar: Reconozco que he pasado unos días algo preocupado. No es verdad todo lo que se ha dicho de mí, pero la gente se dará cuenta. Nunca he tenido problemas con nadie y no los voy a tener ahora.

Después de esa pitada monumental, Roberto Carlos tenía en la cabeza hacer algo grande. Así lo había repetido a sus más íntimos estos días. Tranquilos, estoy bien, todo cambiara, comentaba muy seguro de sí mismo aunque en su cara se reflejaba un halo de tristeza. En la última semana casi no ha salido de casa. Se ha recluido con su amigo Guina, que no le ha dejado ni un momento, su hermana y su sobrina, que han venido a estar con él, y sus largas conversaciones telefónicas con sus hijos, que aún continúan en Brasil. Ha preferido no salir mucho hasta que los ánimos se tranquilizaran. Su perro ha sido ese confidente que nunca desvelará sus momentos más duros. Me gusta que vuelvan a aplaudirme. Esta victoria puede ser el principio de muchas cosas, ¡la necesitábamos tanto!, dice con una media sonrisa.

Quería marcar un gol, por eso tiró a puerta desde el primer minuto. Era su obsesión y la noche anterior al choque le costó dormir pensando en qué pasaría, en cómo reaccionaría la gente. Le prometió a García Remón que haría el mejor partido y cumplió con creces. Se metió al público en el bolsillo con trabajo y los aplausos del final del encuentro fueron su mejor regalo: Espero que esto no se vuelva a repetir. Sé que ahora vamos a jugar bien y la temporada será buena. Buscaba un gol, igual que lo busco siempre, tuve suerte y lo conseguí.

Acabó el partido y repasó mentalmente el encuentro. Cogió pocas llamadas, pero leyó todos los mensajes. Ayer salió de casa con otra cara. Decidió irse a comer al Asador Donostiarra, con su inseparable Guina y, ¡cómo no! se dio un baño de madridismo. Todo volvía a estar en su sitio, la semana pasada la ve ya como un mal sueño. Paseó con su coche por La Castellana, pasó por el Bernabéu y recordó los buenos momentos vividos horas antes: Quiero dejar claro una cosa, la afición ha estado siempre conmigo. Siempre, lo digo bien alto y con mucho orgullo. Lo malo ya ha pasado. Por eso yo prometo que les voy a dar muchas alegrías. Que confíen en mí porque viviremos noches tan emocionantes como la del martes. El domingo, ante el Deportivo, pasará un nuevo examen, pero desde la grada le mirarán con otros ojos. La última semana ha sido su prueba más difícil y la ha superado con trabajo y en silencio.