El Atlético contra Reina

Ellos dicen que no buscan venganza, pero mienten. Si usted fuera rico, joven y famoso y tuviera que sacrificar sus vacaciones por una incómoda obligación para que, el último día, llegue otro y le destroce todo lo hecho, ¿cómo le sentaría? Exactamente eso es lo que les sucedió a los jugadores del Atlético con la dichosa Intertoto. Un agosto de viajes incómodos y sin glamour para que el Villarreal les amargara la fiesta en la final. Y entre todos los enemigos, un nombre: Pepe Reina. El parapenaltis oficial de nuestro fútbol (detuvo siete la pasada temporada) atrapó aquel día los lanzados por Jorge y García Calvo, dando el primer aviso a este Atlético de Ferrando. El segundo se lo dio el miércoles el Levante. La derrota ha creado los primeros titubeos en un proyecto que había comenzado la Liga con una solidez olvidada por estos lares.

A medio hacer.

A sus indudables virtudes (un portero de verdad por primera vez desde Molina, dos centrales de enorme magnitud y Torres, siempre Torres) se le vinieron encima problemas igual de evidentes: una banda derecha de Regional y tendencia a acomplejarse lejos del Calderón. A este primer atisbo de nervios se unen las bajas de Ibagaza y Jorge, que obligarán al técnico a mantener los dos puntas. Además, Velasco se quedó castigado en casa y Molinero será titular. A poquito que se le dé continuidad, el Atlético tiene lateral derecho para una década.

Pero si alguien puede quejarse por las ausencias es un Villarreal muy tenso, que aún no conoce la victoria. Le faltarán cinco titulares, entre ellos los rutilantes Anderson y Riquelme. Aunque la baja más grave será la de Roger, seguramente la tercera zurda de España (tras Vicente y Reyes) y cuya carrera siempre en la sombra me tiene perplejo. Aún así, su arsenal ofensivo es el más potente entre la clase media de la Liga y alineará al mejor José Mari que se recuerda y a Forlán, un refuerzo de gran categoría, con Guayre en el banquillo. Y en la portería, Reina con el factor moral de su lado. Un mal enemigo.