Nigeria pasa los lunes al sol con fútbol y Dios

A los jugadores de la selección de Nigeria les es más fácil ganar a sus rivales que vencer a la desidia. El domingo es día grande porque es día de partido, pero el resto de la semana son todo lunes al sol. Excepto dos o tres, los jugadores no tienen trabajo. Muchos han probado en la construcción, de albañil, porque al menos aprenden un oficio y el idioma español, pero el problema para que les contraten es el permiso de residencia. A veces están un mes a prueba, pero ya está, y eso no da para vivir. Lo cuenta Peter, el delegado del equipo y uno de los afortunados a los que de momento España le va bien. Tiene un locutorio en Móstoles y allí acuden de cuando en vez los jugadores, para matar el tiempo en internet o para pedirle ayuda en esos días en los que el estómago está tan vacío como la nevera.

El fútbol les mantiene ilusionados y unidos, porque cuando se está a miles de kilómetros de casa, todo el sobrante de tiempo es para pensar. Entrenamos tres días a la semana: martes jueves y sábado. Así los chicos están entretenidos y preparados. Queremos ganar este Mundialito y lo vamos a conseguir. Nuestra intención es que después de ganar el torneo podamos enfrentarnos a algún equipo de Segunda División. Ahora que hay tantos amistosos de pretemporada, pedimos una oportunidad. Retamos a cualquiera e iríamos a jugar no sólo por Madrid, sino también en Cataluña, Andalucía, Galicia... Seguro que ficharían a más de uno. Queremos demostrar que este equipo tiene jugadores con calidad para jugar en Segunda. Son chavales de 19 a 24 años con ganas de comerse el mundo. Talento hay, pero sin ayuda, el talento muere. Es como ser un gran cantante al que no dan espacio en televisión, ¿de qué te vale? Sólo queremos una oportunidad.

Hugo es el presidente, está en contacto con la embajada de Nigeria, encima de los jugadores y es el jefe de todo. Él dice cuando hay que hablar y cuando no, y habitualmente habla él. Cuestión de jerarquías tribales. En Nigeria, el fútbol es una cultura. Allí todo el mundo juega en las calles, no hay escuelas especializadas como aquí, pero siempre hay un balón corriendo por cualquier parte. Como allí las familias son de diez u once hijos, nunca falta gente para un partido. El fútbol es un regalo que Dios le hizo a Nigeria.

La religión, cristianismo mayoritariamente, rige el día a día de los nigerianos. Rezamos antes de comer, antes de jugar, antes de hacer cualquier cosa. Lo primero es dar gracias a Dios, porque él lo dirige todo.

Y después de Dios, el fútbol, porque este deporte no sólo les integra en España, sino también en su propio país. Nigeria tiene 130 millones de habitantes, tres religiones y cada tribu habla su lengua, (el inglés es el idioma oficial porque fue colonia británica hasta 1960), pero sólo el fútbol logra ponerles a todos de acuerdo: Cuando juega la selección, toda el país es uno. Cuando juega Nigeria, jugamos todos. Por eso el embajador en España nos ayuda en todo. Nos pone un autocar y ha prometido invitarnos a comer si ganamos el Mundialito. Vamos a ganar.