No fueron a recoger las notas juntos

El mal estudiante se escaquea hasta el final. La desbandada, tras conocer el soberano cate en Lisboa, fue generalizada, empezando por el profesor, que no regresó con la llamada expedición oficial. La incapaz Federación que preside Villar estuvo diligente para que todo el equipo, uniformadito, hiciera un bolo en Galicia con visita incluida al Santo en la ida, pero no tiene autoridad para que la Selección regrese en bloque y ofrezca una multitudinaria rueda de prensa en Barajas. Igual porque sabían que no iban a recibir rosas precisamente. De 23, aprueban pocos, muy pocos. Si acaso las ganas de los más jóvenes en momentos puntuales. Vicente en el primer partido, dos cositas de Torres, otras dos de Joaquín, el aplomo de Juanito el último día, la seguridad de Casillas y pare usted de contar.

Las calabazas ocupan más espacio. Empezando por el que los dirigía. Sáez debería recordar lo que hizo Camacho cuando regresó de Corea, y eso que aterrizó como héroe. Por peso y responsabilidad, el siguiente en la lista de decepciones debe ser Raúl. El patriótico gesto cabeza arriba durante los himnos no justifica su triste papel. Se esperaba más de la pareja Albelda-Baraja, rota cada tres por dos por el seleccionador. Tampoco estuvieron brillantes los laterales. Raúl Bravo se encontró la titularidad de rebote y Puyol no fue el del pasado Mundial. Otro veterano, Etxeberria, tampoco dio la talla. Nos echaron tan rápido que se quedan sin nota jugadores como Luque, Valerón o Xavi. Y la duda de siempre, ¿son tan malos como para caer junto a Bulgaria o Rusia? Me da que no, ¿verdad Iñaki?