Nos las prometíamos muy felices

Nos las prometíamos muy felices

Horas previas de felicidad. La pasión por la Selección invadió Portugal. 18.000 seguidores, en su mayor parte jóvenes ataviados con enseñas españolas, dieron rienda suelta a su ilusión tanto en las calles de Lisboa como en el José Alvalade. Una exhibición de color, cánticos y... calor, que permitió a las dos aficiones rivalizar sin perder la deportivdad. Fue el otro partido, en el que el sentimiento se notó en las gradas. Lástima que lo de los goles no fuera cosa de ellos, sino de los otros: los jugadores.