Por fin, cuartos

Primera | Barcelona 2 - Espanyol 0

Por fin, cuartos

Por fin, cuartos

ENRIC FONTCUBERTA

El Barça recupera su puesto de la última Liga, y sin Rivaldo. Gran partido de Overmars y muy malo del Espanyol.

Ahí está el Barça, cuarto de la Liga (como el año pasado) y sin Rivaldo: ¡toma diferencia! Regularidad en azulgrana, se llama la figura. Cuarto acabó el campeonato de 2000-2001 y cuarto está, a una jornada del final, en el 2001-2002. Ni tiene fútbol para estar más arriba ni lo tienen los que le preceden para bajarlo de la última plaza con derecho a Champions. El Segundo Proyecto Gaspart está donde el primero: cuarto de España y olé.

Pero esta vez no entró su gente a llevarse la hierba del Camp Nou, como hace un año frente al Valencia, en la última gran celebración barcelonista. Lo de anoche no tuvo épica. En realidad no tuvo nada más que una tremenda exhibición de Marc Overmars, curioso personaje este holandés, que juega magníficamente los cinco últimos partidos de cada temporada. Ayer se salió, sobre todo en la primera mitad. Le hizo un lío a Mauro Navas lo que se dice monumental.

El argentino, en gesto que le honra, lo vio pasar una y otra vez sin darle una patada. En realidad, el Espanyol no le dio patadas apenas ni a la pelota. Quiso, pero no pudo. Fue inferior a un Barça atento y escaldado, al que los goles del Sevilla en Vigo le fueron dando ánimo para llegar cómodamente hasta su techo en la competición tras el campeón de turno, este año el Valencia, el Real Madrid y el Deportivo.

El derby que cerró la Liga en el Camp Nou evidenció lo que han sido y son Barça y Espanyol en estos momentos. El Barça es una escopeta de feria, por lo que falla. Dicen que busca un nueve, concretamente a Hernán Crespo: que compre dos, para el día que uno se le constipe. Overmars les puso a sus compañeros tres o cuatro goles sólo en la primera mitad, pero únicamente en el alargue de ese primer acto acertó Kluivert a batir a Argensó. Dos palos, dos vicegoles por lo menos, la pelota siempre en poder azulgrana, dibujaron una primera parte que vino a ser la prórroga del europartido del miércoles en Madrid. Mucho toque azulgrana, ninguna efectividad ante puerta, irritante lo de Saviola, por ejemplo.

Sin jugo. El Espanyol, salvado hace tres jornadas, es un milagro de Dios, y a su entrenador lo van a echar del club (probablemente) si no lo clasifica entre los diez primeros de la Liga. Flores le ha sacado a su equipo todo el jugo, pero ya no le queda. En Valencia, el pasado domingo, quemó sus últimas naves. Ayer buscó la sorpresa que hubiera supuesto adelantarse en el marcador, pero no tuvo fuerza, ni chispa, ni acierto. Y acabó perdiendo los papeles con tarjetas de todos los colores en la recta final. Cuando el gol de Xavi, de falta, había abierto definitivamente la distancia en el marcador entre un equipo y otro.

Todo ello en una segunda mitad en la que el Barça bajó el pistón y el Espanyol merodeó el área de Bonano, pero sin tener las ocasiones de gol que equipos de su talla sí han tenido ante centrales como los que se plantan ante Bonano. Pues ayer se dio un hecho insólito: Abelardo y De Boer estaban en el campo y Pochettino (acabada la Liga en Francia, con su PSG en la Copa UEFA), en el palco. El fútbol tiene cosas tremendas. La próxima, que el Barça, ganando en campo del descendido Zaragoza, jugará la próxima Champions League. Será uno de los ciento y pico que la inicien, uno más.

Para el Espanyol, el fin de fiesta será en casa, el viernes noche, ante el Málaga. El interrogante, para cuántos será el partido de despedida. ¿Flores? ¿Tamudo? ¿Lopo? ¿Soldevilla? ¡Qué horror!

El detalle. Pancartas contra Van Gaal

Barcelonistas con memoria y buen tino colocaron pancartas en contra del regreso de Louis van Gaal al banquillo azulgrana. Estos últimos días ha sonado esta posibilidad, en insólita operación de marketing de amigos del propio Van Gaal en los rescoldos del nuñismo.