Ha llegado el momento de tomar una decisión definitiva con Gareth Bale: o Benítez se decide a ponerle de manera regular por la izquierda o es mejor que no juegue. No es el Shakhtar Donetsk el rival idóneo para que un tipo que costó 101 millones y que apenas ha jugado esta temporada se reivindique, pero es evidente que lo mejor que hizo el galés fue por la izquierda y con espacios. Ahí es imparable. Hasta que se decidió a tirar el desmarque que precedió al primer gol, el de Cardiff deambuló por el medio sin oficio ni beneficio. De espaldas a la portería no da una porque ni controla bien, ni se asocia bien, ni es capaz de fijar a los centrales. Ahora que Cristiano Ronaldo es definitivamente el delantero centro del equipo es momento de dejarse de inventos y que el galés juegue siempre en su sitio. Antes la excusa era que el portugués no quería moverse, pero ahora quiere y se acabó el problema.

Es difícil de entender que una decisión que parece tan clara sea tan complicada de tomar. El entrenador se escuda en la libertad de movimientos de los atacantes, pero no es una solución provechosa para el grupo. La ecuación es simple: Bale necesita espacios para dar su mejor versión y el espacio se genera en banda y no por el centro. Fin de la ecuación. No hace falta ser un erudito para darse cuenta. No es cuestión de que el galés juegue por decreto o por ser un capricho presidencial, es cuestión de que juegue en su sitio. Y ese sólo es uno: la banda izquierda.