Este Madrid se parece, claro, a Benítez

El que lleva tiempo mirando el fútbol lo sabe: todo equipo se parece a su entrenador, lo mismo que una película se parece a su director. Veo a muchos madridistas pesarosos por lo que pudo ser el partido del domingo y no fue. Ante un Atlético postrado, que no sabía por dónde enfocar el problema, el Madrid se puso por delante y luego ‘se defendió con el balón’, expresión nueva que hace honor a un concepto también nuevo. Se traduce por tener el balón no para buscar el gol, sino para que el otro no lo tenga. Dominar, controlar, especular. Un gol por delante y, propósito mezquino, ‘cerrar el partido’.

Sólo que el fútbol es inaprensible. Un partido presuntamente cerrado se puede descontrolar o por una doble melonada de Sergio Ramos (no fue así por la proeza de Keylor Navas) o porque el presunto sumiso reacciona, por coraje y acierto en los cambios, y el pretendido control se va al traste. Me siento autorizado a decir esto porque ya lo dije en el descanso del choque: el Madrid dejó pasar un tiempo en el que lo tuvo todo a favor para buscar un resultado contundente (deuda consigo mismo ante al Atlético) pero movió el balón como el que pasea el perro por el parque. Y tras el descanso fue otra cosa.

Desde que el Madrid fichó a Benítez pensé que era entrenador a contraestilo del club. Trabajo, pizarra, cálculo, prudencia... Muy bien para cuando no se tiene a los mejores jugadores y una historia grande que honorar. Con lo que el Madrid tiene y es, se pide más: riesgo, ataque, grandeza, generosidad para con el público y el fútbol. Lo del domingo se vio en todo el planeta... y el Madrid chutó dos veces a portería, sólo dos. Benítez dijo que controló no sé qué cosas, pero la verdad del cuento es que le salvó Keylor con dos paradas milagreras. En fin, a entrenador pacato, equipo pacato. Es lo que hay.