Sobre Sergio Llull y sobre Sergio Ramos

Sergio Llull seguirá en el Madrid de baloncesto, en el que ha renovado a pesar de una oferta de la NBA. Su decisión ha sorprendido, como se decía antes, ‘a la propia empresa’. Los responsables de la sección lo daban hace pocos días por perdido, porque la oferta de la NBA era tentadora en lo deportivo y tumbativa en lo económico. En lo deportivo, porque su destino eran los Houston Rockets, finalistas de conferencia. O sea, equipo con posibilidades incluso de anillo. En lo económico, cuadriplicaba la mejor oferta que le pudiera hacer el Real Madrid. No obstante, el Madrid lo intentó y ha salido bien.

Estas cosas son raras, pero aún pasa. No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita. Llull es feliz aquí, en este baloncesto, se gana muy bien la vida y no ha visto suficientes motivos para cambiar. Su caso contrasta inevitablemente con el tira y afloja de Sergio Ramos, que ha deslizado su voluntad de irse del Madrid, presumiblemente para ver mejorado su contrato en aproximadamente un tercio, hasta lo que él cree merecer. El caso Sergio Ramos está tensando el verano del Madrid más aún que lo de la portería, y poco a poco se detecta que la opinión pública se le vuelve en contra.

Desde luego que el paralelismo sale solo. Y encima, los dos se llaman Sergio. Pero hay una diferencia: el baloncesto del Madrid funciona muy bien, gestionado por personajes que entienden, desde Sánchez Lázaro a Laso, pasando por Alberto Herreros, el hombre precisamente que se empeñó en traer a Llull cuando era un suplente en el Manresa. En el fútbol no hay eso. El fútbol vive al albur de las ventoleras de Florentino y, más allá de que Sergio Ramos se vea o no bien encajado en la escala salarial, se ha ido hartando de eso. Con una estructura como la del baloncesto no desearía irse.