Un gol de Cristiano y tres de Mandzukic

El Madrid puede estar contento: es el único equipo que ha ganado los cinco partidos disputados hasta ahora en la fase de grupos, y por supuesto es campeón ocurra ya lo que ocurra en el último partido. De paso, la de ayer fue su decimoquinta victoria consecutiva, con lo que iguala dos rachas anteriores: una de tiempos de Miguel Muñoz y otra, reciente, de Mourinho. Si el Madrid gana el sábado en Málaga, establecerá un registro sin precedentes. Hablamos mucho de récords en estos tiempos, Kiko se quejaba, entre bromas y veras en Carrusel, pero es que tal y como van Madrid y Barça es lo que queda.

Pero el récord que a mí de verdad me baila es el que batió Messi anteanoche y que siempre tuvo el Madrid. Cristiano marcó su gol de siempre, pero ahí se quedó. Fue el fruto único de un partido frío, casi perezoso, en especial en la primera parte. Así que la cosa está ahora en Messi, 74, y Cristiano, exaequo con Raúl, 71. La carrera sigue. Mientras, digamos que Ancelotti aprovechó la noche de paz suiza para darle otro partido a Keylor Navas (muy bien la única vez que fue requerido) y para afianzar los mecanismos de su nuevo sexteto de creación y ataque, ahora que le va a faltar Modric por bastante tiempo. 

La vibración estuvo en el Manzanares, con un Atlético desmelenado. Allí no se habla de récords sino de partido a partido. Y funciona. El Atlético empezó el grupo con una derrota en Atenas que le colocó a contrapié. Partido a partido ha remontado la situación. Lo de anoche fue de nuevo un jolgorio. Ir al Manzanares es en estos tiempos garantía de pasarlo bien. Pronto hasta habrá quien eche en falta las fatigas y los sufrimientos que allí eran tradición. Ya hay quien me lo dice. Pero bienvenidas sean, en todo caso, noches como la de ayer, con un Mandzukic depredador. Ojo, que aquí hay mucho Atleti