Del Madrid imparable a Messi y Zarra

La fiesta de Eibar, donde se esperaba la visita del Madrid como un acontecimiento, la agrió algo el marcador. El Madrid ganó bien, no diré que no, pero quedó una cierta sensación de excesivo y desproporcionado en el marcador. Empezando por el primer gol, en el que el linier no estuvo listo, y siguiendo por el tercero, en el que la defensa del Eibar dejó de pelear un balón al que Marcelo y James sí persiguieron. Y sin olvidar una parada milagrosa de Casillas a Saúl cuando el partido todavía estaba 0-1. Aun goleado, el Eibar dejó la sensación de equipo firme de anteriores partidos. Pero este es mucho Madrid.

Un Madrid que acumula catorce victorias consecutivas ya. Un Madrid en el que es suplente Varane, el capitán de Francia. Un Madrid en el que Khedira no tiene sitio ni faltando Modric. Un Madrid en el que Cristiano suma ya veinte goles, cantidad con la que han ganado el pichichi muchos goleadores ilustres, y hasta con menos. Es un Madrid tremendo no sólo por la acumulación de calidad, sino por la firmeza, valentía y solidaridad del grupo. Una vieja característica del Madrid que ahora se palpa tanto como en sus mejores épocas. Este es un equipo para las cuatro estaciones y todos los campos.

El Barça, eso sí, replicó a continuación con el despampanante récord de Messi, cuyo ‘hat trick’ levantó de sus asientos al Camp Nou. Sus compañeros le festejaron con naturalidad y buen gusto. La semana en que Messi asustó a la grey culé con sus crípticas palabras acabó con ese alegrón, una marca descomunal que no quedará ahí, porque esto va a ser un suma y sigue. Con su hazaña, Messi ha desempolvado entre nosotros el recuerdo de Zarra, al tiempo que lo ha proyectado a todo el universo. Madrid y Barça, Cristiano y Messi, una carrera desbocada que se juega cada semana en dos campos. Y que dure.