Historia que tú hiciste…

¿Maldición? Ni maldición ni gaitas (en Galicia saben bien de qué hablo). Cuando este Madrid se olvida de desequilibrios tácticos y debates cainitas en torno a su portería, se convierte en un equipo que golea a la velocidad de la luz. Cayeron ocho en ese feudo que tantas veces sirvió para escribir debacles que abrieron crisis tridimensionales (de una derrota en Riazor salió tarifando en enero de 2007 un tal Ronaldo Nazario…). Pero no olvidemos que este es el vigente Campeón de Europa y que nadie le regaló semejante condición. El Depor del metódico Víctor Fernández quiso plantear batalla y saltó al ring para combatir cuerpo a cuerpo. Pero en ese terreno el equipo de Ancelotti es Cassius Clay, Foreman y Frazier en una sola pieza. Jamás vimos algo igual lejos del Bernabéu. Con ocho basta. Nunca antes lo habían conseguido ni el Madrid de Di Stéfano, Puskas y Gento, ni el de la Quinta del Buitre, ni el de los Galácticos. Ya lo dice la primera estrofa del himno de la Décima: “Historia que tú hiciste, historia por hacer…”.

La Torre de Hércules. Así hay que rebautizar a Cristiano tras su exhibición en la despedida del verano. Debió leer el viernes en el AS que jamás había marcado en Riazor. Esas cosas al portugués le excitan como al tiburón blanco la sangre. Si no quieres té, toma tres tazas. Su primer gol fue un monumento a Santillana. Su salto imperial y su remate de cabeza en escorzo buscando la escuadra de Lux resultó un homenaje a los enamorados de los vuelos sin motor. Después soltó un par de latigazos más, hasta culminar otro hat-trick en su gigantesca colección. Ya lleva 260 goles de blanco en 253 partidos. Ya es Pichichi destacado y en Liga tiene a Santillana a sólo cuatro goles (186 a 182). Cristiano, gracias por existir.

¡Viva México! Lo de Chicharito fue un soplo de aire fresco. En cuarto de hora firmó un doblete espectacular, dejándole claro a Benzema que aparte de asociarse y todas esas cosas que hace bien el francés, debe empezar a engordar su cuenta de goles o terminará devorado por este Chicharito que mete los chicharritos a pares. En México pueden estar satisfechos con este chaval bien educado, exquisito en las formas y poseedor de un tesoro impagable: el olfato de gol.

Humor blanco. Un vikingo gallego me envía este SMS al final de la goleada del año: “Van un portugués, un galés, un mexicano y un colombiano. ¿Lo pillas? ¿No? La defensa del Depor tampoco…”. En ese chiste sano y simpaticón aparece la figura de Bale. El galés es así. Parece que no está, pero de pronto hace dos desmarques deslizándose en mantequilla y clava dos puñales que destrozan cualquier sistema de protección del rival. Bale sí que vale. El día que juegue con sentido plenamente colectivo del juego, rondará el Balón de Oro…

Euforia merengue. Mientras que las ‘hienas’ meten ocho y se consuma la segunda paliza de la happy week (13 goles esta semana), mis paisanos disfrutan de la gran reacción del equipo de sus amores. Vi el 2-8 en la sede de la Peña de Herencia, donde ya asistí en los últimos años a un 3-6 en Mestalla o un 2-5 en Pamplona. “Roncero, cuando toque el Atleti o el Barça vente aquí. ¡Eres talismán, manchego!” Ese sentimiento de felicidad y de alivio es compartido a estas horas por millones de madridistas, que empezamos a ver la luz al igual que James. El gol del colombiano nos muestra el camino. Nadie le regaló la Bota de Oro en el Mundial de Brasil. Tiene magia en sus pies de seda. Colombia puede estar orgullosa de él. ¡Hala Madrid!