Partido sin goles, domingo sin sol...

Esta vez sí hubo minuto de silencio por Alfredo Di Stéfano, como no podía ser menos. Jugaba Argentina. En la redacción de AS tuvo un significado especial, porque nos hizo evocar la figura de Topo López, argentino también, nuestro corresponsal en Buenos Aires. Estaba en el Mundial, enviado por sus medios argentinos. Desde allí nos mandaba sus crónicas. La última salió ayer mismo, la reproducimos hoy. El coche de unos delincuentes que escapaban de la policía arrolló su taxi y murió en el acto. Un fin trágico para un hombre joven, que deja esposa, periodista como él, y tres hijos pequeños.

Así, abrumados por el dolor por el amigo que ya no está, que se suma a la melancolía que a todos nos ha producido el adiós a Di Stéfano, hemos hecho este periódico. Si no nos ha salido bien, nos lo podrán disculpar. Tampoco el partido del día merecía mucho, estaremos de acuerdo. Lo que ocurrió ayer me recordó una de las frases de Di Stéfano (¡tantas dejó!), esta menos conocida que otras: “Un partido sin goles es como un domingo sin sol”. Eso fue lo de ayer, un partido sin goles, algo tan triste como un domingo sin sol. Monotonía de lluvia tras la pantalla del televisor. Un juego malo, sin riesgo. Triste y apático.

Desembocó en los penaltis, y hay que decir que tardaron mucho en llegar. Casi que podían haber empezado por ahí. Encima, esta vez Van Gaal gastó los cambios antes. Disolvió en la inutilidad del partido que no existió ni debió existir la baza de la aparición mágica de Krul en el 119’, que tanto éxito le dio el otro día. El castigo fue quedarse fuera. Pasó Argentina, con su Messi perezoso y su juego ramplón, que a falta de Di María (¡cómo se notó su ausencia!) apenas salvan Mascherano y Rojo. Holanda se va. Este podía haber sido su Mundial, pero ayer no mereció nada. Ni siquiera guardó un cambio para Krul...