Se acumula la faena. Hace ya tiempo que nos tratan de convencer de que el caos de los horarios de los partidos de fútbol se justifica por la atención del mercado asiático a nuestra Liga. Parece que la moda ha calado. También las grandes estrellas prefieren comunicar sus sensaciones en las redes sociales chinas. Si no teníamos bastante con seguir las cuentas de Facebook, Twitter e Instagram de los cracks, ahora ha quedado claro que también hay que seguirles en la red china Tencent Weibo, que es donde Messi explicó claramente que “aún no estoy al cien por cien”.

Ya es mala suerte. Messi, que no tiene cuenta en ninguna Red Social más allá de la citada Tencent, suma más de 18 millones de seguidores. Se deduce que ninguno de ellos debe compartir vestuario con él, porque después de que se enteraran de su estado directamente 18 millones de personas con su correspondiente efecto exponencial, en el Barça seguían diciendo que no le pasaba nada. Tuvieron que transcurrir un par de días para que empezaran a admitir que igual las lesiones han afectado al astro argentino. Ya es mala suerte.

Demasiado éxito. Neymar, de momento, no ha caído en la tentación de abrir cuenta en China, porque bastantes problemas tiene con las que ya tiene abiertas por el mundo. El martes pasado el jugador brasileño colgó un mensaje en su Instagram pidiendo a sus fans que le dejaran tranquilo ya que él y su familia se veían obligados a cambiar cada dos semanas de número de teléfono.

Chocante. Algunos juzgados ya han condenado a internautas pesados por acoso, pero que una estrella mundial como Neymar, que a lo largo del día expone para el mundo sus fotos en gayumbos en el sofá de casa jugando con sus amigotes a la Play o el momento de hacer la compra con su padre en el súper de la esquina, pida privacidad es, como mínimo, chocante.

La Vía Matías. Más contundente que Neymar ha sido Matías, hermano de Messi, que esta semana se las ha tenido tiesas con algunos tuiteros del Madrid que, como no acceden a Tencent, insultan a Leo utilizando la cuenta de su hermano. Más allá de las groserías que se intercambiaron, Matías propuso algo tan sensato como “si me odian como yo a ellos, ¿por qué me siguen?. Yo no lo haría”.