Cristiano y Valerón, dos jugadores extra

Cristiano y Valerón, dos jugadores extra

Estaba el Madrid un poco distraído y se comió un contraataque del Levante que supuso el 0-1. Inmediatamente Mourinho puso a calentar a Cristiano, lo que creó agitación en las gradas (más dormidas aún que el equipo) y en el césped. Enseguida llegaron dos goles que dieron la vuelta al partido. Y cuando salió él, ya tras el descanso, el Madrid fue totalmente otro. Se sucedieron las llegadas, las paradas de Munúa y los goles. Uno de ellos fue suyo (el que hace el número 46 en 46 partidos) otro lo dio él. No hay que desmerecer al resto del grupo, pero lo de este jugador es extraordinario, no me canso de decirlo.

Además, ya van quedando lejos sus ribetes de ególatra caprichoso. Ahora es un jugador íntegro, que entiende el fútbol por fin como un juego de equipo y cuando ve a un compañero mejor situado que él (caso del sábado con Özil) renuncia al remate propio. Jugó sólo medio partido, pero la tarde no parecía entusiasmante hasta que él compareció. Hubo otros, sí. Higuaín marcó un gol inolvidable, Özil aprovechó un cuarto de hora para exhibir su maestría y su llegada, Kaká ha recuperado sus elegantes cabalgadas, Marcelo reclama otra vez la atención que no hace tanto merecía. Pero Cristiano es otra cosa.

El fútbol es un juego colectivo, sí, pero de un gran jugador puede colgar todo un equipo. Lo estamos viendo también ahora, en otra escala, en A Coruña, donde Fernando Vázquez le ha dado la vuelta a la situación apoyándose en Valerón. Olvidado por Domingos Paciencia, imprescindible para Vázquez. En torno a su juego constante y sutil, el Depor ha conseguido diez puntos en las últimas siete jornadas, ha ganado consecutivamente a Celta, Mallorca y Zaragoza y ya se ve a un punto de la zona de salvación. Queda recorrido. Pero esto es otra cosa. Es otra cosa porque el sabio Vázquez confió en Valerón.