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Alonso gana con una mano

Fórmula 1 | GP de Australia

Alonso gana con una mano

Alonso gana con una mano

Reportaje gráfico: Ap, AFP, reuters Y Flavio Mazzi.

Segunda victoria del año para el asturiano por delante de Kimi Ya les saca catorce puntos al finlandés y a Fisichella.

Oz, aparte del reino imaginario que juntaba a niñas llamadas Dorothy con hombres de hojalata y espantapájaros, es el nombre con el que los australianos aclaman a su isla oceánica. Un apócope de la pronunciación inglesa de aussie (ozzie), que debe servir hoy para proclamar a Fernando Alonso como el verdadero Mago de Oz de este reino gigante y poderoso que es la Fórmula 1.

El asturiano sumó en Melbourne su segunda victoria de la temporada, la décima de su carrera deportiva. Y lo hizo con una autoridad insultante, marcando un ritmo de carrera infinitamente superior al de cualquiera de sus rivales y con la sensación de tener guardado todavía un poquito más, sin forzar la máquina en exceso. Reservando fuerzas y motor para la próxima carrera, San Marino. Con este inicio demoledor de campeonato, el piloto de Renault llegará a Europa con el doble de puntos en la general que sus inmediatos perseguidores, 28 frente a los 14 de Raikkonen y Fisichella. A estas alturas, supera ya sus números de 2005 y a nadie le quedan dudas de que, de no ser por su carga extra de gasolina en Malaisia, se estaría hablando ya de un pleno de triunfos suyo.

Tranquilidad ficticia.

A pesar de lo aparentemente tranquilo de su victoria, Alonso tuvo que hacer frente a la carrera más accidentada de los últimos tiempos. Con un asfalto que no permitía alegrías y que amargó la tarde a muchos de los pilotos, que se quejaron de la poca temperatura que alcanzaban los neumáticos con el paso de los kilómetros. Desde la misma vuelta de calentamiento, que abrió la carrera con un trompo de Montoya y una parada de motor de Fisichella que le obligó a salir desde el pit lane, hasta el final, con la espectacular rotura de motor de Button que le dejó fuera de combate a escasos metros de la meta, la carrera fue un sobresalto constante. Massa, Rosberg y Trulli ya estaban fuera en la primera vuelta, lo que provocó la salida del coche de seguridad por primera vez. Alonso aprovechó la reanudación para adelantar a Button y situarse líder, algo que no había logrado en la salida. Ahí empezó a poner tierra de por medio, pero un nuevo accidente de Klien anuló la ventaja que había adquirido sobre Raikkonen, segundo tras adelantar también al poleman británico.

Dos nuevas apariciones del safety car tras sendos incidentes de Michael Schumacher y Vitantonio Liuzzi repitieron el guión de la historia. Por suerte, la ventaja de Alonso nunca se vio amenazada, porque en el momento en que la bandera verde volvía a verse en la pista, el piloto español sacaba todo su arsenal para volver a distanciar a sus rivales. Las últimas veinte vueltas Fernando las pudo vivir más tranquilo, con una ventaja que en principio rondaba los diez segundos sobre Kimi. Sólo al final apretó el de McLaren, que cambió su alerón en boxes con el objetivo de hacerse con la vuelta rápida. La osadía del finlandés ante un logro tan nimio podría pasarle factura en Ímola. Ya tenía asegurado el segundo cajón del podio, y no tenía sentido castigar así la mecánica con tan poco en juego.

Con las dos primeras plazas sentenciadas, la guerra estaba atrás. Button no sólo sucumbió ante Fernando y Kimi. También lo hizo ante Montoya y Heidfeld que se postulaban para un tercer puesto que al final fue para Ralf Schumacher, surgido entre medias de todos sabiendo sacarle el máximo partido a los abandonos y a las sucesivas salidas del safety car. Un podio que llega en el momento más oportuno para Toyota, con las alarmas encendidas tras sumar un sólo punto en las dos primeras carreras.

¿Y el 'Kaiser'?

Quien no estuvo en esa pelea fue Michael Schumacher, perdido en el primer tercio de carrera. Lentísimo como nunca, llegó a ser adelantado por el Toro Rosso de Liuzzi y amenazado seriamente por el de Speed. Sólo a partir de la vuelta veinte su ritmo empezó a ser constante y terminó con la tercera vuelta rápida de carrera. Eso sí, a un segundo de Raikkonen y Alonso. Por desgracia para él, una salida de pista cuando había lanzado su ataque a por Button le dejó K.O. Tan desesperado se encontraba el alemán que, al alcanzar el pit lane, se metió sin querer en el box de Toyota. Su actuación, unida al fin de semana de vacaciones que se ha tomado Felipe Massa en Australia, deja en una situación bastante complicada a Ferrari justo antes de su carrera talismán.

En total, nueve pilotos encararon los boxes antes de tiempo en este tumultuoso gran premio. Uno más que en Malaisia. Allí, sin embargo, la mayoría de ellos lo hicieron por fallos en los coches, mientras que en Melbourne seis de los abandonos fueron por accidente, una cifra que no se alcanzaba desde el GP de Bélgica 2004.

Alonso celebró la victoria con aplausos y con un nuevo gesto, llevándose las manos a las orejas, del que tampoco quiso revelar su significado aunque en un primer momento afirmara que había tratado de imitar a un canguro. Después, posó con su equipo y regaló su gorra a los aficionados. Con una sonrisa perenne en la boca, abandonó el precioso circuito de Albert Park satisfecho del botín obtenido en el periplo por Asia y Oceanía, y consciente de que lo que aquí ha podido sumar será lo que acabe convirtiéndole en bicampeón del mundo.

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